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El actual decano del Colegio de Abogados de Palencia, Santiago González Recio, a la derecha, saluda a su antecesor, Daniel Ibáñez, tras tomar posesión de su cargo el 11 de enero de 2013. Antonio QUintero
El Colegio de Abogados de Palencia, con la venia desde 1844

El Colegio de Abogados de Palencia, con la venia desde 1844

Los 400 abogados conmemoran los 175 años del Colegio de Palencia

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Domingo, 9 de junio 2019, 12:28

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La frase se repite cada día en los juicios como fórmula de respeto al juez que preside la vista, tanto por parte del fiscal como del abogado defensor o de la acusación particular o popular, al comenzar su turno. «Con la venia, señoría» es una frase hipnótica, de esas que a los amantes del cine de abogados les sirve como toque de campana para retirar las palomitas y lanzarse en plancha hacia el sofá. Una frase que han pronunciado Gregory Peck, Charles Laughton o Paul Newman en el séptimo arte, y que cada día usan los 280 letrados ejercientes del Colegio de Abogados de Palencia, que agrupa a 400 juristas contando los 120 no ejercientes. Una entidad la del Colegio Oficial de Abogados de Palencia que está de celebración en 2019, pues el 6 de agosto cumple 175 años de su acta constitucional.

A raíz de la publicación del Real Decreto de 5 de mayo de 1838, en el que se instaba a la constitución de colegios de abogados, surgió en Palencia hacia finales de ese año una primera organización colegial, con Tomás Montoya, un abogado que residía en Calabazanos, al frente de ella. Pero hubo problemas internos, y la revocación de la obligatoreidad de la colegiación por Real Decreto de 28 de noviembre de 1841 fue la puntilla para dejar sin efecto aquella primera tentativa. Tras la vuelta a la colegiación obligatoria por Real Decreto de 6 de junio de 1844, se fundó definitivamente en la capital palentina un Colegio de Abogados el 6 de agosto de ese año, cuando se firmó el acta constitucional en la Sala de Audiencia del Juzgado de Primera Instancia, asistiendo 18 de los 21 abogados reconocidos en ese momento en la ciudad. Mariano de la Puebla Carrera fue el primer decano, y el colegio estuvo alojado de forma interina en el Palacio de la Audiencia, «título que poco tenía que ver con el caserón del convento de San Buenaventura o la vieja casona conocida por la Del Paso, en la calle llamada entonces de San Juan y hoy, de Valentín Calderón», según relata José Luis Sánchez en su libro 'El Colegio de Abogados de Palencia (1844-1994)', editado con motivo de los 150 años de historia del colegio.

La remodelación urbanística que se acometió en Palencia a finales del siglo XIX también afectó a la Administración de Justicia, pasando la Audiencia a finales de la década de 1870 al nuevo Consistorio. Pero el Juzgado de Primera Instancia y la sede del Colegio de Abogados siguieron una larga temporada más en el viejo edificio de la calle de San Juan, del que salieron en torno a 1894 para ocupar de forma transitoria unas casas cercanas al Palacio Episcopal.

Después de un largo proceso de reconstrucción y acomodación de la cárcel vieja, a la espalda del Convento de los Dominicos, fueron instalándose los juzgados y la Audiencia a partir de octubre de 1923. El Colegio de Abogados se trasladó también a las inmediaciones de San Pablo, pero finalmente se produjo una nueva mudanza para estrenar el recién construido Palacio de Justicia en uno de los frentes de la actual plaza de los Juzgados. En el verano de 1957, siendo decano Mariano Calderón Martínez de Azcoitia, fue inaugurado el edificio de nueva planta, y el Colegio de Abogados quedó alojado en uno de sus ángulos hasta el 15 de septiembre del año 2000, cuando inauguró su nueva sede en la plaza Bigar Centro, en un acto que sirvió también para homenajear a Felipe Laso, el letrado más antiguo de la región, con 94 años.

La evolución numérica de la colegiación en Palencia durante la segunda mitad del siglo XIX fue creciente, si bien entre 1860 y 1865, así como al final de la centuria, se registraron retrocesos. En el siglo XX, el número de colegiados siguió en aumento hasta que en 1920 se produjo una caída que, tímidamente, se recuperó con la II República, para desde 1950 iniciar una carrera ascendente, con un segundo empujón durante la década de 1980. La incorporación femenina al Colegio de Abogados de Palencia fue tardía, en 1977, cuando María Inmaculada González Lara figuró por vez primera entre los letrados colegiados de la corporación palentina.

La normalización de la toga quedó recogida en los Estatutos para el Régimen y Gobierno de los Colegios de Abogados de 1895, igual que un lugar más apropiado para la defensa, «sentados dentro del estrado, al mismo nivel y en la propia plataforma en la que se hallen instalados los del tribunal ante quien informen, hallándose situados a los lados de la mesa que el tribunal ocupe, de modo que no den la espalda al público». Hasta entonces, la defensa se sostenía «desde la barra», la balaustrada que separaba la plataforma desde donde asistían los jueces del resto de la sala y el público, de modo que la voz y el gesto constituían dos armas para llegar a ser un buen abogado.

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