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Tres de los cinco animales rescatados en la casa de Luisa, en Guardo,
Cinco vidas rescatadas de morir en una bolsa

Cinco vidas rescatadas de morir en una bolsa

Una familia salva y encuentra adoptantes para cinco cachorros de gato que alguien arrojó al arroyo de Santa Cecilia del Alcor

Marco Alonso

Valladolid

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Domingo, 25 de octubre 2020, 09:41

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Dentro de una bolsa de plástico cerrada con dos nudos que estaba enganchada en unos juncos en un arroyo. Así encontraron el pasado 30 de septiembre a cinco gatos de apenas dos semanas en Santa Cecilia del Alcor. La bolsa fue hallada por Nicolás, Tamara y Candela, tres jóvenes de 12, 19 y 10 años, respectivamente, que al encontrarse con la escena rápidamente fueron en busca de Luisa Guardo –madre de Nicolás y Candela y tía de Tamara– quien actuó con la celeridad que necesitaban los animales. «Vinieron los niños y me dijeron que habían escuchado maullar a unos gatos dentro del arroyo, así que cogimos una caja de cartón y fuimos a ver si los encontrábamos», relata Luisa, que pronto dio con el lugar del que salían los débiles maullidos. «Cuando dimos con ellos estaban a punto de ahogarse», añade.

Los intentos desesperados de los animales por salir de la bolsa que les ahogaba encontraron un aliado en las manos de estos rescatadores, que les sacaron de su prisión. «Les metimos en la caja, les trajimos para casa y les hemos estado criando a biberón», explica esta mujer, que asegura que no es la primera vez que sucede esto en su pueblo. «Hace dos años ya encontraron a otros gatos en una situación idéntica a esta», agrega.

En Santa Cecilia del Alcor solo viven 118 personas, según los últimos datos del censo y, aunque Luisa no sabe quién ha perpetrado este acto, está convencida de que tiene que conocer a la persona que decidió matar a las crías de una forma tan cruel. «Prefiero no saber quién ha hecho esto. Entiendo que tiene la cabeza en otra época», explica Luisa, que cree que el autor de los hechos debe ser una persona mayor, que creció en una época en la que estas actuaciones no estaban castigadas, pero la reforma del Código Penal y la ley orgánica que regula las penas (contempladas en el artículo 337) han servido para endurecer las condenas por maltrato animal, además de para incorporar un agravamiento de las sanciones «cuando se hubiera causado la muerte del animal» con penas de 6 a 18 meses de prisión y de inhabilitación especial, de 2 a 4 años.

Pese a este cambio en las sanciones, Luisa cree que un sector de la sociedad no es consciente de la gravedad de cometer un acto como el que sucedió a finales del mes pasado en su pueblo. «La gente de los pueblos no ha pasado página con este tipo de comportamientos. Hay otros métodos. Si tienes gatos, esterilizar es lo primero si no quieres tener camadas. Tirarlos vivos a un arroyo para que mueran ahogados me parece una barbaridad que debería haber quedado en el siglo pasado, pero a veces en los pueblos pasan estas cosas», afirma esta mujer que, después de salvar la vida a estos cinco cachorros, ha conseguido encontrar un hogar para ellos a través de un anuncio en las redes sociales. «La gente compartió mucho el mensaje y al final hemos conseguido que se adoptaran todos. Estoy muy agradecida por la respuesta de todo el mundo. Todavía tengo dos que sigo criando a biberón y que voy a entregárselos a sus dueños cuando empiecen a comer pienso», explica.

'Pulga', 'Curioso', 'Gilda', 'Pelusa' y 'Pirata' son los nombres con los que estos rescatadores han bautizado a estos cinco pequeños –cuatro hembras y un macho– a los que rescataron de una muerte segura. Tal vez algunos puedan recordar aquello que dijo Gandhi al conocer este suceso, eso de «la grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados», pero Luisa, a buen seguro, prefiere quedarse con otra frase del mismo autor que señala que «no debemos perder la fe en la humanidad, ya que es como el océano: no se ensucia porque algunas de sus gotas estén corrompidas».

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