Agustín Bravo se lleva a Villada en su corazón
El popular presentador televisivo recibe el blusón de mondonguero de honor en la XV Fiesta de la Matanza, que reúne a centenares de personas
Pilar rojo
Domingo, 13 de marzo 2016, 13:47
«Villada ya ha entrado en mi corazón y yo en el de sus gentes. Me siento como en casa, con gente directa y llana, como la que a mí me gusta». El popular presentador televisivo Agustín Bravo se mostraba ayer emocionado al recibir el blusón de mondonguero de honor en la fiesta de la matanza de Villada, que este fin de semana alcanza su decimoquinta edición. Arropado por el alcalde del municipio, José Antonio Alonso Ciruelo, y por centenares de vecinos y visitantes, Bravo confesó que no pudo resistirse a la invitación de su amigo Pepe Ruiz (el actor que encarnaba a Avelino en la serie Escenas de matrimonio), que desde que hace ocho años actuó como padrino de la fiesta se confiesa un enamorado del pueblo y de sus vecinos. También Agustín Bravo estuvo arropado por su amigo, el también presentador televisivo Manolo Jiménez, que fue el mondonguero del año pasado.
«Me siento muy pegado a este tipo de tradiciones y, cuando me invitaron Pepe Ruiz y Manolo Jiménez, no tardé ni dos segundos en tomar la decisión. Donde ponen el ojo, ponen amigos. Las horas que llevo aquí estoy encantado y seguro que me va a encantar volver cada año. Es una localidad entrañable», indicó Bravo. El presentador probó la torta de chicharrones, bebió orujo, se fotografió con los matarifes, besó a todas las fans, saludó a los vecinos y cantó con el grupo de danzas. Vamos, que se convirtió en un villadino más que tuvo también su momento de nostalgia cuando le mostraron un programa emitido en el año 1998 que él presentaba bajo el título de Un menú de siete estrellas donde una villadina, Paqui, cocinó un menú especial, y subió al escenario para darle una sorpresa.
Fueron las anécdotas de una jornada donde también se recordó, tanto por parte del alcalde como de todos los invitados, de la importancia que tiene mantener y potenciar este tipo de festejos para sacar a los pueblos pequeños del letargo en el que se encuentran para recibir el buen tiempo. «Después del invierno, hay que despertar y este tipo de fiestas invitan a los vecinos y a los visitantes a volver al pueblo», explicó Alonso Ciruelo.