Antonio Terán incide en la importancia del tratamiento del TDA-H en la adolescencia
El psiquiatra aborda la transición de la pubertad a la edad adulta en los jóvenes afectados por déficit de atención e hiperactividad
Raquel Martínez Carrascal
Jueves, 7 de mayo 2015, 12:13
El centro social José María Fernández Nieto acogió ayer una jornada organizada por la Asociación TDA-H (Trastorno del Déficit de Atención e Hiperactividad) de Palencia sobre la transición de la adolescencia a la edad adulta en los jóvenes afectados por este trastorno del neurodesarrollo.
El acto central fue la conferencia impartida por Antonio Terán, especialista en psiquiatría y experto en adicciones del centro hospitalario San Juan de Dios. Terán explicó que hasta hace pocos años se pensaba que con la llegada de la adolescencia y la juventud esta disfunción del sistema nerviosos central desaparecía y se pasaba a la edad adulta sin síntomas, pero se ha confirmado que en un porcentaje importante de pacientes los síntomas continúan, aunque se expresan de una forma clínica diferente, «es decir, el TDA-H de los adultos no es como el de los niños», incidió el psiquiatra.
Clave para el futuro
El ponente hizo hincapié en la importancia de la intervención y del tratamiento que se realice en la adolescencia y juventud de los afectados por TDA-H, ya que de lo que se hace en esas edades depende en gran medida lo que sucede en su vida adulta. «Aquellos que mantienen una sintomatología, si no los tratamos y pensamos que ha desaparecido el trastorno, van a tener un cortejo de trastornos mentales asociados que, por no haber sido tratados en la adolescencia y la juventud, aparecen con una intensidad importante en la edad adulta y, sobre todo, interfieren de alguna manera sobre la funcionalidad y calidad de vida de los adultos», señaló Antonio Terán a los asistentes a su conferencia.
El psiquiatra indicó que los afectados por TDA-H son niños, jóvenes y adultos «normales, inteligentes» aunque «tienen un comportamiento singular, porque esa disfunción de su lóbulo frontal les hace ser, en algunos casos, muy inquietos y movidos; otras veces son despistados y desatentos; y, la mayor parte de las veces, muy impulsivos».
Terán desterró la extendida idea de que todos los niños o jóvenes movidos son TDA-H. «No a todos los problemas de rendimiento académico se les puede poner inmediatamente la etiqueta de TDA-H, sino que hay que cumplir unos criterios clínicos, y si no se cumplen y no hay una afectación de la vida familiar, académica y social, será otra cosa», señaló el psiquiatra, quien destacó que el mejor tratamiento para este trastorno del neurodesarrollo es aquel que combina el fármaco con el tratamiento psicopedagógico.