Rescatando la figura del alcalde que trajo la luz a la ciudad
El nuevo alumbrado público de eficiencia energética tiene su origen en el regidor Felino Fernández de Villarán, de cuyo mandato se cumplen 120 años
JAVIER DE LA CRUZ MACHO | doctor en historia
Lunes, 19 de enero 2015, 11:16
En la calle Mayor existe un edificio, cercano a la confluencia de las calles Panaderas y San Bernardo, que hace unos años fue derribado y reedificado de nuevo. Del edificio original se conservan las rejerías de las balconadas. La balconada principal tiene un adorno central formado por tres letras, F. F. V., que recuerda que allí vivió Felino Fernández de Villarán, alcalde la capital palentina durante casi un año, del 13 de agosto de 1890 hasta el 1 de julio de 1891.
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Felino no tuvo una vida fácil pues a los 16 años quedó huérfano, asumiendo su propia patria potestad y teniendo que afrontar solo su futuro. Con 17 años, tras culminar el Bachillerato, marchó a Madrid a estudiar Farmacia estudios que, dada su juventud y la situación política del país en esos años (expulsión de Isabel II, nombramiento de Amadeo de Saboya y proclamación de la I República), no llegó a terminar.
Tres años después, de regreso ya en Palencia, y con tan solo 20 años vendió gran parte de su patrimonio e inició una intensa actividad comercial e industrial, creando s u propia Agencia de Negocios, una fábrica de sacos, telas y lienzos, una fábrica de gaseosas y un almacén de vino.
Tras contraer matrimonio con Filomena Sendino Rey, esta aportó al matrimonio su industria de mantas ubicada en la calle Herreros. A los 31 años, se inició en la política, siendo elegido dos veces concejal, permaneciendo en el Ayuntamiento durante 8 años, uno de ellos, el último, como alcalde. Tras este periodo no volvió a participar en la vida política.
A diferencia de otros concejales, su actividad como tal fue intensa y entre sus múltiples iniciativas cabe destacar el aumento de los ingresos en el Ayuntamiento debido a su eficaz gestión y organización del cobro de los impuestos. Durante la epidemia de 1885, mientras otros concejales abandonaron la ciudad, tratando de evitar el contagio, Felino permaneció en la misma y, junto a Ricardo Becerro de Bengoa, encabezó la actuación municipal frente a la epidemia. Además de diversas medidas higiénicas, crearon un hospital de coléricos, minimizando en la ciudad los efectos de la epidemia. Propuso y consiguió también que las nuevas edificaciones estuviesen obligadas a instalar canalones y bajantes, con el objetivo de tratar de evitar los desperfectos que la caída de las aguas de los tejados originaban en las calzadas. Gracias a su labor contamos también con los respaldos de hierro de los bancos corridos de piedra del Salón que, afortunadamente, se han salvado de las diferentes reformas.
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Durante su etapa como alcalde se inició una reforma integral del cuartel de Alfonso XII y se incorporaron las ya compradas Eras del Mercado al Salón, construyéndose en esa zona un velódromo (actual Barrio de María Cristina), dotando además al parque de un invernadero. Se iniciaron también las obras de construcción de un nuevo depósito de aguas en el pago de Ramírez solucionando, temporalmente, el problema de abastecimiento de la ciudad.
Pero su gran aportación fue, sin duda, la luz eléctrica. Como concejal, fue junto a Tadeo Ortiz promotor de esta iniciativa. Ambos se trasladaron a León donde conocieron el funcionamiento y las condiciones económicas del contrato. Felino redactó un proyecto para la subasta del tendido eléctrico, pero inicialmente no se realizó. Gracias a su insistencia a principios de 1890 se realizó la subasta para la instalación del tendido y suministro de electricidad, siendo alcalde en ese momento Pedro Romero. Las obras, sin embargo, empezaron más tarde, ya bajo el mandato de Felino. Culminaron en en abril de 1891 inaugurándose el alumbrado público con 278 bombillas y con un horario inicialmente reducido, desde las 19:30 a las 12:00. Poco a poco ,se irán ampliando el número de bombillas y las zonas iluminadas.
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Felino fue un personaje singular, muy activo en su paso por el Ayuntamiento, de carácter fuerte e impulsivo, aunque algo descuidado en las formas y los procesos. Su recuerdo ha quedado olvidado en la ciudad fruto de que su alcaldía discurrió entre las de personajes tan conocidos como Pedro Romero, Cirilo Tejerina, Luis Martínez de Azcoitia, Román Vélez y Valentín Calderón, que han ensombrecido su figura. También por su enfrentamiento con los republicanos, especialmente con Cirilo Tejerina, con el que mantuvo brillantes pugnas dialécticas en el Ayuntamiento, y en la prensa del momento. Especialmente en El Progreso de Castilla, donde en enero de 1890 mantuvieron un debate por carta que duró prácticamente todo el mes.
El declive de sus negocios y el acoso republicano le llevaron a abandonar la ciudad en 1897, dirigiéndose a Méjico D. F. llevando solo con él a su hijo Fermín. En Méjico D. F. fundó una tenería en una de las zonas más prestigiosas de la ciudad, la Avenida de Chapultepec, llegando a emplear a más de 30 trabajadores. Tras fallecer su mujer Filomena, en 1908, contrajo nuevo matrimonio en Méjico con Antonia Chaves. No regresó nunca a Palencia.
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Falleció en Méjico el 27 de mayo de 1916, a los 62 años. Una esquela en el Día de Palencia junto a una brevísima necrológica, en que se recordaba su paso por la Alcaldía, fue la única noticia de su muerte en la ciudad. El Ayuntamiento no se hizo eco del acontecimiento.
Su hijo Fermín permaneció en Méjico a cargo de la empresa. Hoy en día existen descendientes de Villarán tanto en Palencia, que guardan con cariño la memoria de su antepasado, como en Méjico.
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