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Un técnico de la Fundación Santa María la Real coloca un sensor en un retablo, en el mes de febrero pasado.

El edificio de la catedral tiene buena salud

Un estudio de la Fundación Santa María la Real revela un buen diagnóstico, aunque detecta algunas deficiencias como la excesiva humedad por las cubiertas que dan a la plaza de Cervantes

Fernando Caballero

Jueves, 18 de diciembre 2014, 10:48

«La catedral goza, en general, de buena salud, está bastante bien». Estas palabras concluyen el estudio que la Fundación Santa María la Real de Aguilar de Campoo ha realizado en el último año en la seo palentina a través de ochenta sensores ambientales y tres estructurales, lo que se ha llamado la monitorización del principal templo palentino. Juan Carlos Prieto, director de la fundación, presentó este miércoles las conclusiones en el II Seminario SHbuildings, celebrado en Madrid.

La monitorización de la catedral forma parte del proyecto europeo SHBuildings, que durante 26 meses ha actuado además en el Museo Vasco y de la Historia de Bayona, en Francia, y en la iglesia de San Pedro en Roriz , en Portugal. La actuación en la catedral se centró en la instalación de ochenta sensores ambientales y tres estructurales. Los primeros son los que controlan la temperatura, la humedad, la luminosidad, el dióxido de carbono y la presión atmosférica. También se instalaron otros tipos de sensores que se llaman fisurómetros y acelerómetros. Del primero, que miden el movimiento de una fisura en la pared, se colocaron tres en las grietas más importantes del templo.

Con la información facilitada por estos dispositivos, el director de la Fundación Santa María la Real concluye que la catedral palentina es un edificio con buena salud, aunque reconoce que tiene algunos problemas ambientales, fundamentalmente en la zona norte, la que da a la plaza de Cervantes, «para lo que hay que poner en marcha acciones correctoras en toda esa zona», propuso.

Asimismo, el estado de las cubiertas está generando bastante humedad. «Esta situación de la zona norte es bastante habitual en cualquier edificio de estas características, ya que es donde más afecta la lluvia y la nieve», asegura Prieto. El director de la fundación agregó que «si no se actúa, cada año el problema se agravará más hasta que se detecte una gotera, la rotura de una estructura, de una bóveda por ejemplo, y arreglarlo suponga mucho más dinero», añade. El responsable de la fundación propone que se canalicen bien las bajantes y se mantengan las cubiertas siempre a punto, «porque esto nos va a ahorrar mucho dinero».

El principal problema estructural se encuentra en la torre, aunque Juan Carlos Prieto puntualiza que no es grave. «La torre está afectada. Hay una grieta que no es grave pero que hay que controlar. Hay que tener cuidado con ella, porque hoy no es grave, pero si no se hace nada, en unos años empezará a ser más larga», detalla. El problema se encuentra en una esquina entre los muros sur y este, y tiene su origen en el terremoto de Lisboa de 1755, que también provocó una grieta visible en la nave central, a la altura de los pies de la catedral.

Otros problemas detectados a raíz de las información de los dispositivos son de «fácil solución, aunque se requiere de inversión económica», puntualiza Juan Carlos Prieto. Son problemas que afectan al consumo energético. «Es insostenible todo el sistema de iluminación que tiene la catedral, por lo tanto hay que ir sustituyéndolo por otro tipo de luminarias mucho más asequibles en cuanto al consumo», aseguró. «La calefacción también tiene un consumo excesivo. Cuesta tanto que no se puede ni encender», apostilla.

Juan Carlos Prieto resume las conclusiones en la necesidad de poner en marcha un sistema de control de la humedad de las condiciones ambientales, un sistema de control estructural y otro de los recursos económicos que afectan a la iluminación y a la calefacción.

No obstante, Prieto asevera categóricamente que estas conclusiones «no son alarmantes». «La catedral cumplirá 700 años en 2023. ¡Demasiado poco le pasa! Son problemas que si se planifican, se pueden ir poniendo en orden», apostilla.

Lo importante, en su opinión, es que se dispone de un diagnóstico. «Sabemos lo que le pasa a la catedral con un carácter científico. Lo que hay que hacer ahora es tomar medidas, porque si no se toman medidas, lo que ocurrirá es que cosas que hoy cuestan un euro, mañana va a costar tres, pasado mañana va a costar cinco y dentro de no sé cuándo costarán cien. Hay que tomar medidas para generar ahorro. Mejor prevenir que curar», asegura Prieto.

Sobre las inversiones a realizar ahora, habrá que elaborar las memorias valoradas para calcular el coste. «Tenemos cálculos genéricos: en edificios como la catedral de Palencia por cada euro que no se ponga hoy, en diez años cuesta cinco. «Desde el punto de vista económico no hay ninguna duda del beneficio de este tipo de proyectos», concluye Juan Carlos Prieto.

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