Votar sin saber
La columna ·
Demasiadas dudas para ir confiado a las urnas. Quizás hoy en el debate haya algunas respuestasMucha propaganda. Poca información. Los partidos se afanan en bombardear a la opinión pública con consignas, lemas, frases publicitarias, pero le regatean la información imprescindible ... para una configuración solvente y realista de su papeleta electoral. De entrada, está la absurda prohibición de publicar sondeos de intención de voto en esta semana anterior al día de las elecciones. O sea, que se pueden difundir encuestas, incluso con el aval del estado (CIS), confeccionadas sin tener en cuenta acontecimientos políticos tan importantes como la sentencia a los sediciosos, la ofensiva violenta del independentismo en las calles de Cataluña o la exhumación de Franco y se impide publicarlas cuando más se necesitan en vísperas de acudir a las urnas. Hay circunscripciones de las llamadas medianas que reparten ocho escaños o menos donde, por ejemplo, un votante de Vox o de Más País deberían conocer los pronósticos para su opción porque puede que su voto no le dé escaños a su sigla y se lo entregue por efecto de los restos y el señor D'Hont a su competidor PP o PSOE. Y no le compense darse el gusto de votar a una opción minoritaria. Eso es lo que se viene a llamar 'voto útil'.
Todos los estudios demoscópicos confirman que los votantes cada vez retrasan más la elección de la papeleta. O la de quedarse en la cama y pasar de elecciones. Luego está la llamada política de alianzas. El secreto mejor guardado por los partidos es su estrategia de alianzas en función de unos resultados u otros. ¿El PP se abstendría en una investidura del candidato socialista si este obtiene la mayoría? ¿Y al contrario? ¿El PNV sigue con su voluntad de seguir apoyando a Sánchez o cambiaría de caballo si Casado da el 'sorpasso' y gana las elecciones? Por otro lado, muy pocos están en el secreto de los planes de Rivera. Y tampoco se conoce el precio que Sánchez estaría dispuesto a pagar por el apoyo de los independentistas o de Podemos. ¿De qué dialogaría Pablo Iglesias con los que están jaleando a los violentos? El candidato socialista está haciendo una campaña un tanto extraña, de centro, casi de centro derecha. Pero a la vez habla de un gobierno progresista y parece tener en la manga un programa de social-izquierda-federal.
El votante quiere saber con certeza de dónde saldrán los 6.500 millones de euros que Bruselas echa de menos en las cuentas. Dónde serán los recortes o en qué bolsillos meterá la mano Hacienda para compensar el déficit. El votante quiere concreciones, compromisos, no consignas. ¿Y Cataluña? Todavía muchos votantes se preguntan cuántos de los años de la sentencia cumplirán los condenados. Incluso si habrá o no un indulto. Y se preguntan cómo afrontará quien gane las elecciones el desafío de la élite política catalana que incumple leyes y azuza a los Comités de Defensa de la República para que «hagan visible el conflicto». Demasiadas dudas para ir confiado a las urnas. Quizás hoy en el debate haya algunas respuestas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión