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Mariscal. Efe

El verano, las fiestas, el homenaje

Hoy, el españolito piensa que el luto es una cosa antigua, beata y de pebetero, y pide fiesta de playa y la sangría con mucho hielo, por favor

David Felipe Arranz

Valladolid

Viernes, 17 de julio 2020, 08:48

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Para el Ejecutivo ha sido suficiente la breve remembranza de Estado de ayer, con inflamada ofrenda votiva a los veinte mil, treinta mil o cuarenta ... mil fallecidos, que todavía no existe acuerdo sobre el particular en esta España fina y contable; y así andamos con una estadística de mortandad apócrifa y según quién. En el patio de la Armería del Palacio Real, un emocionado y emocionante Hernando Fernández Calleja recordó a su hermano, el gran José María, pidió compasión y dijo que «la memoria es un deber». Fue, con diferencia, junto a la intervención de la enfermera Aroa López, lo mejor del funeral, el punto de apoyo emotivo a tanto discurso a baja temperatura de esta 'new age'. Los Calleja son una raza de periodismo que continúa en Alejandra, la hija de Hernando, que es un amor y sabe mucho de arte, de los alargamientos de Giacometti al Harlem profundo de Berenice Abbott. Como su padre y su tío.

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