Tres peligros para Mañueco

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Primero. Con el socio de Gobierno, Ciudadanos. Tras los batacazos gallego, vasco y catalán, Madrid tiene pinta de que va a ser la fosa final de Ciudadanos. Faltan 48 horas para saber si este partido queda extraparlamentario en la comunidad que cogobernaba hasta que estalló el 'murcianazo', que tan parcos réditos le está dando a Pedro Sánchez.Solo si las izquierdas madrileñas arrebatan el poder a las derechas podrá el presidente del Gobierno y secretario federal del PSOE salvar la cara. Pero ni siquiera a eso puede aspirar el partido de Inés Arrimadas. Y si su resultado es como anticipan las encuestas, resultará que en Castilla y León el partido socio del PP en la Junta parecerá un espectro. Imaginarse al vicepresidente, portavoz y consejero de todo lo de Ciudadanos (menos Cultura, porque no llega), Francisco Igea, en un partido en estado de coma es harto complicado. Y dada la dimensión mesiánica de la acción vicepresidencial en los últimos meses, la cosa promete inestabilidad para Mañueco. Que será aún mayor porque con Igea hay otros diez procuradores de Ciudadanos que quedarán huérfanos de partido de cara a 2023. Un encierro de los sanfermines puede ser un juego de niños al lado de la estampida ciudadanera que se producirá en las filas del partido naranja a partir del martes. ¿Hacia el PP? Parece el destino natural, pero... Lo cierto es que sujetar un gobierno con once procuradores sin partido se antoja una odisea política. También humana.

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Segundo. Con los consejeros del PP. Solo hay una persona en Castilla y León, el propio presidente, que parece no ver que el Gobierno regional necesita un impulso galáctico vía cambio de caras. Puede que no exista oftalmólogo lo suficientemente preparado para hacérselo ver, pero a las tres acciones públicas que dependen de los consejeros de Ciudadanos (Despoblación, en manos del vice; Sanidad, en manos del vice, de la doctora Verónica Casado y del salmantino Manuel Mitadiel, y Empleo e Industria, en manos del vice y de la leonesa Ana Carlota Amigo, las tres áreas ciudadaneras que le están reportando a Mañueco los mayores problemas con sectores sensibles), hay que añadir la inacción que se vive en importantes ámbitos de las áreas que gestionan los consejeros del PP. Como la pandemia lo tapa todo, en cuanto empieza a remitir un poco quedan al descubierto las parálisis de gestión en el lado del PP. Da lo mismo mirar a Medio Ambiente y Fomento (Juan Carlos Suárez-Quiñones, que encima lleva tres meses con Agricultura,Ganadería y Desarrollo Rural por enfermedad de su titular), que a Familia (Isabel Blanco), que a Educación (Rocío Lucas), que a Economía yHacienda (Carlos Fernández Carriedo) que a Presidencia (Ángel Ibáñez). Que dos años por delante no puede seguir Mañueco con estos consejeros, si quiere optar a una reelección en las urnas, se ve a distancia.

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Tercero. Con la dirección nacional del PP. El tercer ámbito en el que notará el presidente el efecto de los daños colaterales de lo que pase en Madrid pasado mañana será en la relación, tortuosa donde las haya, con la dirección nacional de su partido, que preside el palentino-abulense Pablo Casado y mantiene a raya el murciano Teodoro García Egea. No está claro aún si este está buscando un alcalde de pueblo pequeño con escaño en el Parlamento nacional para secretario regional del PP ante el próximo congreso, pero puede que se lo encuentre Mañueco puesto por Madrid si antes no llega a un acuerdo como el que sellaron Casado y Juanma Moreno en Andalucía.

Un triunfo de las derechas dará alas a los populares contra el PSOE, Podemos y el Gobierno que mantienen ambos en España. Y será un chute de autoafirmación para una dirección nacional popular que ha empezado a hacer y deshacer en muchas direcciones territoriales. Tras la batalla de Madrid volverá al primer plano la de Salamanca. Egea ha puesto los ojos en el PP de la provincia de Mañueco y este no se puede permitir el más mínimo resbalón en ella.