Territorios victimistas
Menos ser víctimas y más tener autoconfianza y menos pulular como zombies tecnológicos y más apostar por la esencia de la innovación que es la creatividad en los contenidos
Fco. Javier Cantera Herrero
Sábado, 22 de octubre 2022, 00:06
Hace unos días que se agolpan en mi cabeza estos dos conceptos a la vez. Territorios que van de víctimas y aquellos que se encierran ... solo en la digitalización como forma de ser. Ni tanto ni tan calvo, para nuestra fortaleza psicológica como sociedad ni te interesa encerrarte en el rol de víctima y tampoco apostar ciegamente en la salvación económica por la digitalización.
Por una parte, ser víctima es el héroe de nuestro tiempo y la proliferación de una visión victimista de un territorio nos lleva a pensar que tiene la razón quien exige a los demás que les ayuden. Son territorios en que se lucha para que se reconozcan que son víctimas y focalizamos su poder en la legitimidad de su identidad como víctima. Por otra parte, el concepto de zombies tecnológicos utilizados por la Big Tech, que se crean la necesidad que la digitalización es el canon único de la competitividad, y que todo se explica por competir con otros territorios en la mayor novedad tecnológica ubicada en tu territorio. Todos queremos destacar que somos víctimas y todos queremos ser reconocidos como innovadores tecnológicos. Esta ortodoxia o lógica de pensamiento nos lleva a obviar el verdadero valor añadido que está en la confianza en el capital humano que hay en el territorio y que la innovación no es solo instrumental sino claramente estructural. Menos ser víctimas y más tener autoconfianza y menos pulular como zombies tecnológicos y más apostar por la esencia de la innovación que es la creatividad en los contenidos. Y lo más importante está en la corrosión del carácter de los ciudadanos buscando siempre soluciones que les considere a su victimismo y salvándose con soluciones tecnológicas mágicas.
La futurofobia y las continuas distopias postcovid retroalimentan este victimismo y la imitación hasta el paroxismo de las soluciones tecnológicas, y nos llevan a caer en un discurso conformista muy usado en generaciones anteriores y muy extendido en nuestra Castilla y León. Somos víctimas en continuo afán en competir solo con panaceas tecnológicas. Lo digital es la expresión del talento humano, pero no es el talento en si mismo y ser víctima es un rol temporal, pero si se convierte en habitual genera una distorsión en nuestra confianza. Ni las utopías ilógicas de la visión del progreso del Siglo XX ni las distopias fatalistas a partir de la ansiedad actual después del covid. Desde siempre ha habido guerras, pandemias, catástrofes, etc… pero eso ha evitado la existencia de Leonardo da Vinci, de Renacimiento y de Transiciones políticas y ha sido el ímpetu de la confianza social y la creatividad las bases de nuestros avances sociales. Es nuestra capacidad de adaptación/adecuación al entorno con confianza y nuevas ideas la que nos da el valor de ser un territorio con autoestima y orientado a la innovación que sin duda utilizará la digitalización como expresión y no simplemente como adoración sacrosanta.
Este configuración actual del entorno tiene tres consecuencias con sus respectivas líneas de actuación y la buena noticia es que nuestra Castilla y León tiene el orgullo necesario para contrarrestar el victimismo y como la digitalización no tiene tanto desarrollo podemos reconsiderar su forma de utilización. Vamos a analizar las consecuencias que tenemos.
En primer lugar, los partidos localistas que se instalan en el victimismo y dónde lo fundamental es reivindicar la existencia del territorio. Pero a veces nosotros no nos encerramos en nuestro propio juguete, nada bueno sale si en vez de invertir en tus capacidades lo que buscamos sólo un mejor reparto del dinero público. Sin duda que hay que reivindicar desde nuestras necesidades, pero también desde el valor de nuestra sociedad civil y destacar la pérdida social de un país que no invierte en entornos humanos como es un determinado territorio. Y esto no consiste en un apoyo a los partidos más nacionales porque donde no hay cambio el agua está retenida, y ya sabes que el agua retenida huele mal. Confiar en tu gente y no entrar en comparaciones con otros territorios es la clave de una nueva visión de nuestro orgullo y no caer en el bucle victimista empequeñecedor.
En segundo lugar, tener de todo en tecnología no es sinónimo de ser competitivo. Los empresarios sabemos que la competitividad está en la creatividad y no en la digitalización sin creatividad. Menos importar soluciones tecnológicas como zombies que seguís a otros territorios y más exportar ideas novedosas expresadas digitalmente. El terreno de la creatividad nos permitirá ser autores filosóficos y no zombies tecnológicos. En consecuencia, menos repetir el cuento tecnológico y más apoyar a crear empresas originales del territorio. Del I+D (innovación y desarrollo) ir más, a la C+E (creatividad y empresa).
Y, en tercer lugar, la unión de la autoestima en el territorio y evitar el seguidismo tecnológico nos lleva a la disrupción tecno-social que implica un territorio con orgullo y criterios propios tecnológicos. Pensemos en un territorio donde las personas están en el centro con autoestima y orgullo de vivir y es en este territorio donde apostamos por la creatividad y no la imitación tecnológica como una gran apuesta de adaptación. No es una utopía y por supuesto no será nunca una distopía.
Como vemos el camino de crear partidos localistas instalados en el victimismo, imitar hasta el paroxismo la tecnología exportada solo nos lleva a ser dependientes y estar siempre en el problema y no en la solución. Y la solución tiene tres vías de trabajo, una psicológica, otra política y una tercera social.
La solución psicológica consiste en creerse el carácter de nuestras personas en nuestro territorio. Todo territorio influye en las personas que los moran. El castellano leonés no puede dejar de ser austero, valorar el esfuerzo y ser resiliente porque nuestro territorio lo es. Pero aceptar como somos y hacer orgullo de lo que representa es el inicio de superar el rol de víctima. ¡Somos así y que pasa! Con la esencia de la aceptación de lo que somos y abiertos a aprender ideas continuamente podemos configurar el valor de ser en nuestro territorio.
La solución política consiste en favorecer la creatividad como eje de la transformación empresarial y superar las ataduras de la imitación tecnológica. Apostar por el conocimiento digital, pero como instrumento de soluciones creativas. La creatividad es el elemento más importante en la supervivencia, inventar soluciones aplicadas, desarrollos que sin duda serán digitalizados son la base de una sostenible competitividad. Los políticos no deben estar solo orientados a rebañar presupuestos, a traer empresas de capital extranjero, y ser, en definitiva, zombies de creatividad ajena, sino a apostar por el empresario creativo local.
Y por último una solución social, personas con orgullo de territorio y con orientación a crear ideas de riqueza empresarial necesita de una sociedad orientada a las personas. Lo importante no es el territorio sino las personas que habitan dicho territorio. El mejor nacionalismo es el bien vivir de tu gente y no el engaño con valores eternos de escaso valor práctico. En nuestra Castilla y León tenemos muchas ventajas para recoger esta filosofía. Al castellano leonés no nos gusta ser una víctima tenemos orgullo de humilde pero honesto de ser como somos, además nos encanta creer en nuestra gente y tenemos una enorme oportunidad decabiar nuestra mirada social. Más vale tener una mirada creativa hacia adentro y apostar por nuestra gente que tener una mirada como víctima hacia afuera. ¿Cuándo vamos a valorizar nuestra gente como el principal activo de Castilla y León?
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