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El escritor Eduardo Mendoza, premio Princesa de Asturias de las Letras, tras recoger el galardón en presencia de los Reyes y la princesa Leonor Chema Moya/Efe
Vidas breves

La segunda vida de 'Poca Chicha'

«Cuando Mendoza pernoctó por aquí, en Villanubla había cereal, como ahora, y un aeródromo militar que hoy es también aeropuerto»

Teresa Sanz Nieto

Valladolid

Lunes, 3 de noviembre 2025, 07:08

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En su discurso en la entrega de los Premios Princesa de Asturias, Eduardo Mendoza dijo que tuvo la suerte de nacer y criarse rodeado de ... libros y de personas que le leyeron en voz alta. A la vez renegó de una educación «estricta, tediosa y opresiva», que le hizo construirse un poco a la contra, como suele ser habitual, y salir «vago, malgastador y un poco golfo, cosas malas que fueron buenas para escribir novelas». Tras reconocer el valor de la herencia, el escritor añadió que algo también había puesto de su parte para recibir el galardón: escribir historias. Mencionaba también en Oviedo a su Barcelona, como la ciudad conservadora y entrañable de sus abuelos y a la vez la ciudad «portuaria y canalla». Los lugares, como las personas, palpitan con dos corazones como mínimo. Todos, salvo algún loco exclusivo, transitamos por el lado normal y otras por el salvaje, como Lou Reed. Mendoza, nacido en una familia burguesa, se recuerda como golfo y vago, pero, si lo fue, pudo recorrer ese camino y el inverso. Esa es una diferencia principal entre unas clases y otras, la cantidad de barras de vida que puedes consumir en caso de necesidad.

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