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Real Valladolid hasta la muerte

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Tres temporadas de hastío, sopor, conformismo e impotencia, pero, sobre todo, de fractura, la de una afición dividida y un proyecto que se rompe en pedazos

Alberto Cuesta

Domingo, 23 de mayo 2021, 20:59

Dos años, once meses y seis días. Eso es lo que ha durado la última estancia del Real Valladolid en la máxima categoría, aquella ... que antaño era nuestro lugar habitual. Echando la vista atrás, recordando aquel play off contra el Numancia, parecía más tiempo, pero la realidad, como siempre, es omnipotente y sincera. Sólo tres temporadas hemos estado, otra vez, en primera división, pero son, posiblemente, las que menos he disfrutado desde que siendo un niño empecé a ver al Real Valladolid, a conocer su historia y a pensar en el Estadio José Zorrilla como nuestro particular Disneyland, donde los sueños se hacen realidad.

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Tres temporadas de hastío, sopor, conformismo e impotencia, pero, sobre todo, de fractura, la de una afición dividida y un proyecto que se rompe en pedazos porque lo han arrojado al vacío mientras los culpables disfrutaban de la caída. Tres temporadas de alegrías contadas con el dedo de una mano y con muy pocos momentos memorables. Buenos, quiero decir. Es triste, pero este descenso es tan ridículo que escribirá una página muy importante en la historia del club que, sinceramente, espero que sirva para aprender y no volver a escribirla nunca más.

No hay nada nuevo que se pueda añadir porque ya está todo dicho. Sabemos de sobra cuales son las causas del descenso y quienes son los principales responsables. Seguir dándole vueltas es tan absurdo como echar sal en una herida abierta. Llevamos tantos meses sabiendo cual iba a ser el final que pese a que duele mucho, muchísimo, hemos tenido más tiempo para asimilarlo y de eso nos tenemos que aprovechar ahora. Ronaldo está tardando en dar la cara, dar explicaciones sobre las decisiones tomadas esta temporada y sobre cómo tiene pensado plantear la temporada en segunda. Sea como sea, hay empezar cuanto antes a poner los cimientos y construir a partir de ahí para intentar un ascenso que, pese a lo complicada que es la categoría de plata, debe ser el objetivo principal y prioritario.

Dejo para el final lo que creo más importante. El descenso ha sido una tragedia para la afición, pero el Real Valladolid es nuestro. De todos. Debemos dejar a un lado las diferencias y estar unidos para lo que se nos vuelve a venir encima. Las guerras civiles nunca dejan vencedores, sino vencidos y no nos lo podemos permitir. Ahora y siempre, aprovechando que los documentales están de moda, Real Valladolid hasta la muerte

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