'Procesismo' bipolar
El Espigón de Recoletos ·
Es un Alzamiento a la inversa, pero sin Franco y con otros propagandistas, que solo ofrece ventajas para Junts per Catalunya, ERC y las CUPNo han conseguido sistematizar su queja más allá de la falacia «España nos roba»: una estafa discursiva con la que justifican su afán rupturista y ... su complejo victimista, su ludopatía por el ocio sucio de la contienda. La decadencia de España también es eso: un 'procesista' arreando mamporros a una señora españolísima que mueve la bandera como si fuese Rafael Gómez Ortega, 'el Gallo', toreando sediciosos. O unos encapuchados que patean a un chaval que se ovilla en el asfalto hasta que le abren la cabeza como una granada y lo envían al hospital. O un lazo amarillo estrangulando a unos y a otros en plan guerracivilista. Todos se separan: España tiene uno de los mayores índices de divorcio de la Unión Europea, y en la contienda, en la algarada, en la refriega, la mitad de Cataluña quiere segregarse del resto de la nación. Igual que Villaverde Alto con Villaverde Bajo y todo así.
Todo consiste en echarle un poco de gasolina al contenedor, porque el nuestro es un pueblo que adolece de envenenamiento civil, necesita curarse con la asonada, prendiéndole fuego a todo, porque la huelga es ya el Colón de Cayetano Buigas señalando con el dedo a los españoles fascistas en la plaza del Portal de la Paz de Barcelona. Un Colón soberanista y burgués, que odia Madrid. El 'procés' no es más que una derivada del malestar cultural reinante y abdicante. Y de la ignorancia también. Los conspiradores del Tsunami Democràtic llaman 'Rosa de foc' a lanzar cócteles molotov a nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, en recuerdo a la Semana Trágica de 1909. Y nada que ver, porque aquello fue por una leva de tropas del conservador Maura, que embarcaba soldados de reserva en dirección a las guerras de Marruecos contra los rifeños: «¡Abajo la guerra! ¡Que vayan los ricos! ¡Todos o ninguno!», gritaban entonces. Hoy los CDR se montan el episodio bélico por su cuenta y quieren ir a la guerra, zapatilla en ristre, todos o ninguno.
Es la cuarta huelga general en Cataluña en menos de dos años: la región ha perdido más de doscientas sociedades, todas las vías ferroviarias y autopistas están cortadas y los niños se quedan en casa y ven por la tele a sus vecinos a los palos. La portavoz de la Generalitat, Meritxell Budó, ha dicho que empatiza con estas acciones contundentes y, a la vez, que defiende las cargas policiales. A Torra le ocurre lo mismo. Es un Alzamiento a la inversa, pero sin Franco y con otros propagandistas, que solo ofrece ventajas para Junts per Catalunya, ERC y las CUP: más años viviendo de la mamandurria, de su provincianismo ambiguo y corrupto, epígono del pujolismo.
Con la impunidad con la que Torra descalifica el reciente fallo del Tribunal Supremo, cualquiera le recordaría a Pedro Sánchez que los españoles viven dentro de las leyes conforme a un orden social constitucional y que quien la hace la paga. Parece que el 'molt honorable president', alias el Bipolar, todavía no se ha enterado.
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