Ambiente de tarde en una discoteca, en una imagen de archivo. El Norte
Inconsciencias

El tardeo

«Si los jóvenes marcaran el ritmo, todo arrancaría a las dos. Pero nosotros inventamos la noche y ahora la hemos domesticado»

Piluca Burgos

Valladolid

Viernes, 31 de octubre 2025, 07:11

Mira, Paco, lo del tardeo no es una moda. Es una obra maestra de los boomers. Tal cual. Somos muchos, tenemos nóminas de las de ... antes y una resistencia legendaria. Pertenecemos a esa generación que salía de lunes a domingo. No se nos puede quitar la costumbre de golpe, así que ahora se nos ha ocurrido que la fiesta sea con luz natural y buen vino.

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Si los jóvenes marcaran el ritmo, todo arrancaría a las dos. Pero nosotros inventamos la noche y ahora la hemos domesticado. El plan empieza a las cinco, pero de la tarde. Más de 157.000 fiesteros nacidos entre 1957 y 1977 viven en la provincia de Valladolid. Un tercio de los vallisoletanos pertenece al 'baby boom' y ha decidido que la noche se haga de día. Sin dejar de bailar, solo subiendo la persiana.

El mundo baila con luz natural y sin tacones. Antes los llevábamos de aguja, pero fíjate si mandamos, que ahora lo que más rollazo tiene es un vestido con playeras. Caminar es tendencia, comer poco resulta saludable, beber vino es cultura, las canas todo un símbolo… Y salir de día, 'lifestyle'. El mundo danza a nuestro compás.

Seguimos yendo a conciertos, Paco. A festivales, también. Bailamos igual, solo que con vino o cerveza y sonido decente. No es rendición: es evolución con gusto. Hasta los disc jockeys son de nuestra quinta y nos pinchan canciones que nos gustan. Sin reguetón, por supuesto.

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Los artistas de nuestra época saben que volver es rentable. Porque somos incombustibles: no nos perdemos una. Agotamos las entradas de pista en minutos, y si no, que se lo digan a El Último de la Fila y su 'sold out' técnico en horas. Eso lo hemos hecho nosotros.

Somos capaces de domesticar el mundo sin que se note. Antes cerrábamos Tintín; y ahora lo 'cool' es cerrar terrazas. Unos profesionales. En el fondo no hemos cambiado tanto: seguimos sabiendo cuándo empieza la fiesta, solo que ahora también intuimos cuándo conviene acabarla. O no…

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