La hemeroteca de este periódico está llena de reportajes sobre el expolio al que han sido sometidos ambos por la actividad de drogadictos con chisquero, indigentes sin hogar, pintamonas con espráis y butroneros haciendo boquetes en la pared para rematar el saqueo.
Por no hablar de esos 'especialistas' que, soplete en mano, cortaron y desmantelaron las vigas, las ventanas y cualquier cosa de valor.
Puede que ahora haya alguna esperanza para esos devastados edificios, pero confío en que cualquier proyecto nuevo se aleje bastante de aquellos que pretendían levantar mil o dos mil viviendas en terrenos donde todo se hacía por la Patria. El único consuelo que nos queda a los resentidos es que la inmobiliaria que compró los dos citados palmó más de noventa millones de euros. Como diría don Rodrigo Rato: «es el mercado, amigo».
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