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Un tren de cernanías atraviesa la ciudad. Gabriel Villamil
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«No pongo en duda las poderosas razones económicas que obligan a renunciar al único gran proyecto capaz de cambiar por muchos años una ciudad que incluso antes de iniciarse ya estaba endeudada hasta las cejas»

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Martes, 21 de mayo 2019, 07:13

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En las últimas semanas ha vuelto a circular profusamente por las redes sociales un vídeo del actual alcalde cuando estaba en la oposición comprometiéndose ante notario a soterrar el tren. En la grabación, don Óscar Puente aseguraba que en una primera fase y «antes del 30 de junio de 2012» empezarían las obras entre Pilarica y la Estación, que se abordarán, «si es preciso, con recursos estrictamente municipales, porque se puede». El entonces aspirante a regidor se involucraba «firme e inequívocamente» en la ejecución de un proyecto destinado a acabar con «las dos ciudades que hay a un lado y a otro de las vías». Esta especie de 'jura de Santa Gadea' quedó ayer archivada por tiempo inmemorial cuando el equipo de Gobierno que dirige él mismo aprobó el nuevo Plan General de Ordenación Urbana, que prevé túneles y pasos elevados que dificultarán, aún más, la recuperación futura del proyecto original.

No pongo en duda las poderosas razones económicas que obligan a renunciar al único gran proyecto capaz de cambiar por muchos años una ciudad que incluso antes de iniciarse ya estaba endeudada hasta las cejas. Solo dejo constancia de dos hechos: la desilusión de bastantes vallisoletanos (entre los cuales me encuentro) y el papelón que en ocasiones les toca representar a los políticos, conscientes de que una firma ante notario no compromete a nada, o como diría el poeta zamorano León Felipe puede valer «menos que el orín de los perros».

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