Papá, quiero tener pueblo

La Canaleja ·

Han desatado desde las ciudades una guerra para que en los pueblos se viva y se piense como quieren los gurús del asfalto

Jaime Rojas

Valladolid

Jueves, 4 de junio 2020, 14:06

Preguntaron mis hijas mellizas cuando eran unas tiernas infantas –¡ay! qué melancolía– la razón por la que no teníamos pueblo, que ahí sospechaban estarían más sueltas, sobre todo en verano. Y lo hacían después de haber estado en casa de una amiguita y contar maravillas de su experiencia rural.

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«Hemos jugado con unos chicos y como han perdido no han querido cumplir la apuesta; y nos hemos pegado con ellos», explicaba Candelita, en esa edad con propensión a las peleas, con una herida en el labio. «Y hemos visto cómo son los ladrillos sin poner en una casa», cambiaba de tema la dulce Oti, que supongo no participó en la bronca física, pero sí en la dialéctica.

No recuerdo mi respuesta a la pregunta del pueblo e intuyo que a la otra situación, la de la gresca y los ladrillos, sería convencional. Pero si ahora me cuestionaran sobre el mundo rural, les explicaría –con riesgo de su pronta desatención, que en su edad de hoy miden más los tiempos de escucha– que me gustaría tuvieran un pueblo de referencia porque las raíces allí son más profundas, que la bici, las pedradas y los besos furtivos unen mucho.

También desearía que militaran en el bando rural frente al urbano, en esa guerra que han desatado desde las ciudades para que en los pueblos se viva y se piense como quieren los gurús del asfalto. Porque este verano más que nunca, papá quiero tener pueblo.

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