Con la mano atada a la espalda y cojo
LA ESPITA ·
«Los hechos, tozudos, avalan que el gran problema político de Castilla y León radica desde 1987 en que no hay oposición contra la derecha y el PSOE insiste en no mostrarse como alternativa»Resulta que llevamos meses escuchando en Castilla y León que lo peor-de lo peor-de lo más malo-de lo pésimo que ha podido ... pasar en la política regional es el pacto PP-Vox, con el que Alfonso Fernández Mañueco sigue presidiendo esta comunidad, y es imposible no asistir atónito a la timorata, cuando no pusilánime, débil y a ratos bonachona censura parlamentaria que ha recibido el primer presupuesto que emana de ese pacto político de la derecha-muy derecha castellana y leonesa.
La ley establece que si no logra sacar presupuestos, un gobierno cae. Podrán prorrogarse las cuentas, como ha sucedido con las actualmente vigentes de la Junta o como pasó con las que empezó a gobernar Pedro Sánchez y su troupe de independentistas, nacionalistas e izquierdistas que le acompañaron en 2018: expulsaron a Mariano Rajoy de La Moncloa, pero tuvieron que estar un año con el presupuesto prorrogado que había dejado el presidente popular. Sánchez intentó en 2019 tener presupuestos propios, no los sacó adelante y tuvo que convocar elecciones.
Mañueco y Juan García-Gallardo presentaron hace semanas las cuentas para 2023, que el PSOE dijo que muestran que el presidente se arrodilla ante los de Santiago Abascal: primero se lo escuchamos a Luis Tudanca, después, a Ana Sánchez –la que de verdad manda, de momento, en este PSOE regional– y este jueves, a Rosa Rubio. Esas cuentas siguen adelante, que para eso PP y Vox suman mayoría absoluta, pero el intento de rechazo, testimonial, pero rechazo a fin de cuentas, ha sido el más apocado y mojigato de cuantos se han sucedido en las Cortes de Castilla yLeón desde los casi 40 años que tiene esta comunidad. El pleno de este jueves, en el que desde la oposición se pedía mayoritariamente la devolución a los corrales del primer presupuesto PP- Vox en una autonomía, pasará a la historia regional como el mayor bluff que podía darse en una labor opositora. Tan bluff, que la sucesión de discursos de los partidos de enfrente a PP y Vox sonó muy cansina y su reproducción ayudará a coger el sueño en las siestas veraniegas.
Fueron lecturas monocordes. Por poner tres ejemplos: si en lugar de su argumentario, que vale para estas cuentas, habría valido para las de 1997 y valdrá para las de 2027 –y no es exagerar–, a la socialista Rosa Rubio, a Ángel Ceña (Soria Ya!) o a Francisco Igea (ex de todo lo de Ciudadanos en la Junta, menos Cultura porque no llegaba) se les hubieran cambiado los folio que leían por unos párrafos de cualquiera de las cartas de San Pablo a los Corintios o a los Filipenses, habría dado lo mismo. ¡Qué sopor!
Ese es el nivel de la política en Castilla y León. Por eso se entiende la sonrisa permanente que muestra el presidente Mañueco: sabe que no tiene oposición, ni la va a tener en mucho tiempo. El PSOE, principal aspirante a aglutinar lo que pueda haber frente a la derecha, pese a tener en las Cortes media docena de liberados de a casi 100.000 euros al año, hace mucho que renunció a controlar a la Junta. Pero lo más lamentable, y ese es el drama de la política en esta comunidad autónoma, es que se niega a ser alternativa a una derecha-muy derecha de la que dice que es lo peor-de lo peor-de lo más malo-de lo pésimo que le ha podido pasar a Castilla y León.
Si a esto añadimos las recientes políticas desde La Moncloa (planes de supresión del delito de sedición, para los independentistas catalanes; intentos de supresión de las penas de cárcel por malversación, para indultar al socialista José Antonio Griñán; grietas en la ley del 'Sí es sí' que permiten rebajas de penas a violadores, por citar las tres más recientes), no extraña que Luis Tudanca y los suyos transiten por la política como si fueran un cuerpo cojo con una mano atada a a espalda. No extraña, tampoco, que la ministra de Industria Reyes Maroto prefiera ir de candidata en Madrid; ¡como para venir aquí!
Mañueco sonríe. Ni es controlado ni le plantean alternativa. En 33 días tendrá Presupuestos renovados.
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