La teoría del puntapié
Visto el resultado de las Municipales, la única clave de las Generales radica en si los electores que dieron una patada al sanchismo el 28 de mayo creen que fue suficiente o no
El dirigente contemporáneo que más cargos ha ocupado en la historia democrática reciente, el vallisoletano Ramiro Ruiz Medrano, se pasó los primeros meses de 2014 ... relatando por las esquinas la teoría electoral del puntapié. En aquellos años de mayoría absoluta de Mariano Rajoy había en el seno del PP miedo, qué digo miedo, ¡pánico! a que los electores expresasen su cabreo en las Municipales de 2015 y pagasen el pato de los recortes gubernamentales alcaldes, concejales y procuradores, en lugar de que esperasen a castigar en las generales al entonces presidente y sus ministros recortadores. Medrano transitaba por Castilla yLeón bajo el palio de delegado del Gobierno y contaba a quien se le ponía a tiro su deseo de que ójala los electores expresasen su cabreo con Rajoy en las europeas de 2014 en lugar de en las Municipales y Autonómicas del año siguiente.
Fueron temores fundados los del entonces también presidente del PP de Valladolid. Los votantes dieron una primera patada al PP en las Europeas de 2014 y otros muchos se quedaron en casa. De hecho, aquellas elecciones registraron la participación más baja en unos comicios europeos de cuantos se han celebrado en España, el 44,71%. Y reservaron una segunda patada (para algunos la primera) en las Municipales y autonómicas de 2015. El PP de Juan Vicente Herrera perdió la mayoría absoluta en la comunidad y el PSOE logró gobernar 5 capitales de provincia.
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La teoría del puntapié cobró su esplendor contra el PP, pero Ruiz Medrano ahí sigue atornillado a un escaño de las Cortes, incombustible, como si no hubiera relevo en el PP. Claro que no debe haberlo visto que el flamante alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, se ha lanzado a ocupar otro cargo público, senador, con lo que es muy probable que en la noche del 23 de julio la capital vallisoletana se quede con medio alcalde y medio senador. Por mucho que el regidor popular se empeñe en decir que va a ser alcalde a tiempo completo, eso es metafísicamente imposible. Los electores pueden hacerse el tonto, pero no hay elector que admita que le tomen por tonto. Y lo que hace Carnero es lo que parece: acumular cargos públicos y, por tanto, a tiempo completo no va a poder estar en ninguno de ellos. Será alcalde y senador y para lo primero tendrá que quitar tiempo a lo segundo. Y viceversa.
No anda fino en sus comparaciones Carnero. Compararse con Óscar Puente muestra cierta desesperación. Como Puente fue unos meses alcalde y portavoz del PSOE federal, dice Carnero que si Puente pudo, él no va a ser menos. Pero olvida la segunda parte: cuando vio el tiempo que le quitaba a su labor de alcalde, dejó de ser portavoz del PSOE federal muy pocos meses después.
Para los especialistas en fenómenos inexplicables hay que dejar el análisis de por qué esa tan permanente como frecuente comparación que se hace Carnero con Puente. El dirigente socialista ha de estar feliz por ser el referente de Carnero. Pero el nuevo alcalde de Valladolid... Si sumamos a esa manera de mirarse en el espejo de Puente el hecho de que Carnero ha nombrado asesor a un hijo de Javier León de la Riva, el exregidor popular está ya más que omnipresente en la actuación del nuevo equipo de gobierno capitalino. Y si tenemos en cuenta que es un empresario con un merendero a orillas del Sequillo el que marca desde hace tiempo buena parte de la estrategia que luego despliega el PP provincial y a eso le añadimos que quien obligó a Carnero a ser candidato a la Alcaldía fue Alfonso Fernández Mañueco, la pregunta de dónde está la autonomía de Carnero es pertinente.
Lo de 'Acabar con el sanchismo' y lo de 'Sacar a Sánchez de la Moncloa' son mantras que el PP no va a dejar de repetir hasta la medianoche del viernes 21, cuando acabe la campaña. Más aún dependiendo del resultado del cara a cara Sánchez-Feijóo de mañana que, con ser importante, está lo suficientemente alejado del día de la votación como para pensar que la clave real de las Generales va a estar en saber si quienes dieron una patada al sanchismo en las Municipales, la repetirán, incluso más fuerte, en las Generales; o si, por el contrario, se conformarán con lo que hicieron el 28-M contra el presidente del Gobierno y el PSOE. Por eso, sorprende que el PP vaya a permitir que Valladolid –¡con el trabajo que da esa Alcaldía!– tenga las dos semanas por delante hasta el 23-J medio alcalde y el Partido Popular, medio candidato. Claro que si después del 23-J Valladolid va a tener medio alcalde y medio senador, tendrá que empezar a ensayar desde ya mismo. ¿O será verdad, como dijo no hace mucho Javier León, que en el Senado no se trabaja?
(Nota para incrédulos: en la fonoteca de la Cadena Ser están esas declaraciones del padre del flamante asesor de Carnero).
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