Gallardo, Gallaaaardooo....
El PP ha lanzado el primer aviso a Vox, su socio de gobierno, de que tiene un plan más que meditado para prescindir de él en la Junta de Castilla y León. Lo aplicará en función de lo que pase el 28-M
Maúlla un gato. Aunque se intuía desde el 22 de febrero, el hecho de que se haya soltado ahora una granada de mano desde Madrid ... añade más picante al panorama político.
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El 22 de febrero las Cortes daban luz verde a la Ley de Medidas Tributarias, Financieras y Administrativas 2023, necesaria para ejecutar los presupuestos de Castilla y León, que habían recibido luz verde dos meses antes. Pero como el portavoz adjunto del PP en las Cortes, Ángel Ibáñez, llevó a la bancada del PP, y arrastró a la de Vox, a votar en contra de esa ley, hubo que reiniciar el proceso, gastar más dinero en dietas y kilometrajes políticos y esperar dos meses a tenerla lista de nuevo. Esa ley deja a Mañueco manos libres para, si quiere o se lo exigen desde su dirección nacional, prescindir de sus socios de Vox. Podría parecer temerario gobernar con 31 de 81 procuradores, pero dando por hecho que Vox nunca unirá sus votos a la izquierda, negociando constantemente en la Cámara las iniciativas legislativas imprescindibles, Mañueco podría aguantar 2023 y 2024 y planificar un adelanto electoral para 2025. Además, así lanzaría el mensaje de que el PP se quita de encima el yugo de Vox o, en lenguaje más de calle, deja de estar agarrado por donde más duele por los de Santiago Abascal.
Este planteamiento, que no es la primera vez que aparece en esta columna, fue tildado de irrisorio por algunos miembros del 'Orfeón mañuequil', caterva interminable de asesores cuyos ingresos mensuales dependen, precisamente, del grado de peloteo que hagan al presidente. Pero estos olvidaban que era el estado ideal que se planificó Mañueco para su investidura y posterior gobierno tras el adelanto electoral con el que lanzó al estrellato a Vox. Hasta que el pasado domingo alguien soltó, precisamente, que está en sus planes prescindir de Vox. Claro, siempre que el panorama tras el 28-M sea favorable para el PP en términos de mostrar que Vox le es prescindible. Mañueco dijo el martes que ni él, ni su gobierno ni su entorno más cercano (sic) habían filtrado la información que publicaba desde Madrid 'La Razón'. Como que si hubieran sido él o alguien suyo lo habrían confesado...
La granada ha sido lanzada en plenos preparativos del combate municipal. Y ha empezado a maullar un gato. Imposible no ponerse a pensar en Juan García-Gallardo, presidente bis de la Junta. Porque, claro, una cosa es que se especule en los cenáculos políticos y periodísticos que en cuanto pueda, o le ordenen, Mañueco le pega una patada a Vox y otra que te adviertan por un periódico. La imagen de alguien en el PP acariciando un gato, como la famosa escena de Marlon Brando en 'El Padrino I', se ha hecho omnipresente en la política regional. El gato maúlla. Y una voz dice «Gallardo, Gallaaaardooo...». Así que el día menos pensado, «Gallardo, Gallaaaardooo...», maúlla un gato y nos enteramos por el Twitter de Mañueco de que el boletín oficial publicará la destitución del vice y los tres consejeros de Vox.
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Todo, y todo es todo, está pendiente del 28-M. Y todos pendientes de todo y de todos. El PP entero, pendiente de Mañueco; si fue capaz de mandar a la candidatura de Valladolid al que iba por la región de sustituto suyo, los demás le duran un telediario. Otra cosa es que JJ Carnero le ponga en bandeja de plata, con Vox de comparsa, claro, la cabeza del socialista Óscar Puente. Ya, si pasa eso, Mañueco se sale del mapa: se habría cargado a un futuro rival en su presidencia del PP regional y, encima, le regalaría a Feijóo la joya de la corona municipal castellana y leonesa, el Ayuntamiento de Valladolid. Y como resulta que el candidato socialista y su partido en la capital vallisoletana están las dos últimas semanas perdiendo punch, apresto, talante..., llámenlo como quieran, respecto al PP en la construcción del relato para ganar el 28-M, los ánimos entre los populares están por las nubes. Más desde ayer, cuando tuvieron la visita y las imágenes con la lideresa popular, Isabel Díaz Ayuso. Si hace una semana una foto con Ayuso valía un potosí, después del 2 de mayo y la victoria ante el ministro Bolaños (por tanto, ante Pedro Sánchez) esa foto vale el triple. Carnero ya la tiene y el ánimo que eso ha insuflado a los suyos no hay Twitter de alcalde que lo pare.
Todos en el PP de Valladolid están eufóricos. ¿Todos? No, todos no. Su todavía presidente, Conrado Íscar, apeado de la lista de la capital y no confirmado como candidato a la Diputación, anda enviando emisarios a algunos de la larga lista de los que no le ven con mucho futuro. Como si con eso fuesen a ser perdonados los incontables conflictos internos que ha abierto, con los que se ha buscado más enemigos que Putin.
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No solo maúlla el gato a la puerta de los despachos de Vox.
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