El gafe de Pedro Sánchez
LA ESPITA ·
Con Óscar López y Luis Tudanca cerca, la gran pregunta es qué puede salirle bien a Sánchez. Así de sueltos se ven los del PP. Valladolid se prepara para tener solo medio alcalde y medio senadorCon la campaña que lleva el autor de 'Manual de resistencia' no parece descabellado pensar que alguien pudiera haberle echado mal de ojo. La semana ... que concluye, Pedro Sánchez no ha levantado cabeza. La empezó desaparecido porque, dijeron, llevaba tres días sin actos públicos para preparar el cara a cara; la continuó en el plató de Atresmedia, con el resultado de sobra conocido. Y la remató el jueves con la confirmación, por nada más y nada menos que el mismísimo director general de Tráfico, Pere Navarro (que algo sabrá de esto, digo yo), de que el año que viene los españoles tendremos que pagar por circular por las autovías. Vamos, que para ir de Valladolid a Tordesillas o de Venta de Baños a Aguilar de Campoo habrá que pasar por caja, como se hace para ir de Astorga a León. ¡Y miren que se lo negó el presidente-candidato a Alberto Núñez Feijóo en la aciaga noche presidencial del lunes!
La moral socialista está en el subsuelo cuando aún quedan seis días de campaña. Pero no es solo por el cara a cara. Ese remate no es más que la puntilla a la noche electoral de las Municipales del 28-M. No hay que irse a tiempos inmemoriales para comprobarlo. Basta mirar a los socialistas del entorno más cercano. Y basta ver cómo asisten, confundidos, atónitos, a un escenario que no imaginaron ni en las peores pesadillas. Pero resulta que en cuanto se sale del partido, se entiende que les esté pasando eso. Porque, claro, en Castilla y León, donde conocemos al personaje, cabe preguntarse: ¿Óscar López, gurú del candidato socialista? ¿De verdad? ¿Óscar López? ¡Cómo de mal no estará Pedro Sánchez para haberle confiado su estrategia electoral! Esta aseveración golpea en amplísimos sectores socialistas desde la noche del lunes, tras el cara a cara. A más de uno –incluyan a este cronista– se le abrieron las carnes al ver, a la puerta de Atresmedia, bajar del coche del presidente a Óscar López. Y acompañarle por los pasillos de la cadena de televisión. Y compartir confidencias a escasos metros de un Feijóo que, sentado, esperaba. De verdad, ¿Óscar López 'primus inter pares' de los estrategas de Sánchez? Pues ya ven...
Se cumplen estos días dos años de la destitución de Iván Redondo como gurú presidencial y su sustitución por Óscar López. Cuando este fue en 2011 candidato a la Presidencia de la Junta de Castilla y León perdió. Hasta fue incapaz de lograr un cara a cara con su rival popular Juan Vicente Herrera. Cuando López fue número dos de Alfredo Pérez Rubalcaba, este perdió en las generales. Como cuando llevó las primarias socialistas de Patxi López. Con ese currículum a cuestas va Sánchez y le encarga la estrategia presidencial y le da el segundo despacho más influyente del complejo de La Moncloa (el primero es el del propio presidente, claro). Así, ¿qué le puede salir bien a Sánchez? Pues por lo que se ve estos días, nada de nada. Añadan a esto que en la comunidad más extensa de España quien lleva la voz cantante de la campaña socialista es Luis Tudanca, que no gana ni al parchís, pero venga redes sociales, venga actos para salir en la tele... Y, por si fuera poco, el acto central de la campaña regional socialista lo protagonizó el viernes pasado José Luis Rodríguez Zapatero, de quien en estas tierras renegaron en su partido los que hoy se han encomendado a él ante el 23-J.
Con este panorama, la pregunta ante el domingo próximo no es solo qué le puede salir bien a Sánchez, sino qué le puede salir bien al PSOE. Las urnas responderán. Por de pronto, haría bien Sánchez en mirar detenidamente alrededor, porque tiene un gafe cerca. Es la única explicación a esta tan desnortada como errática campaña socialista.

Con este panorama enfrente, ¿a quién le sorprende la euforia de los populares? Tan fuerte es su ardor electoral que se van a permitir el lujo de dejar a la capital vallisoletana con medio alcalde y a la provincia, con medio senador. Cada día que pasa de campaña se entiende menos (dentro y fuera del partido) que Jesús Julio Carnero vaya a ser también senador. Ese mantra que él repite de que va a entregarse en cuerpo y alma a sus labores públicas es poco menos que un mal eslogan: o es alcalde o es senador pero, si quiere ser ambas cosas, en una de las dos no va a cumplir al cien por cien; incluso en ninguna de las dos.
Por delante, 6 días de campaña, 6. Pero llegará el 24 de julio y Alfonso Fernández Mañueco comprobará, por muy buen resultado que obtenga, que el elefante sigue en la habitación, es decir, que permanece el lío que tiene en León, donde los críticos capitaneados por Javier Santiago Vélez se le han subido a las barbas, ninguneando a la dirigente que eligió para sustituir a este al frente del partido, Esther Muñoz. La solución a ese conflicto va a dejar heridos.
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