Sánchez se conjura para seguir

La rotunda aseveración del presidente Sánchez de que está «decidido» a optar a la reelección en unas próximas elecciones generales que volvió a situar cuando tocan formalmente, a mediados de 2027, busca dotar de entereza a su liderazgo en el convulso trance que atraviesan el Gobierno y el PSOE a cuenta de la presunta corrupción atribuida a dos de sus principales dirigentes en la última década, José Luis Ábalos, primero, y Santos Cerdán, después. La respuesta ofrecida por el jefe del Ejecutivo a una pregunta periodística resulta al tiempo tan esperable en el reconocido aplomo de su autor, como sintomática de la necesidad de proyectar fortaleza y determinación en un contexto en el que, por primera vez en sus siete años de mandato en La Moncloa, cunden dudas razonables en el PSOE sobre la viabilidad de su proyecto; sobre la capacidad del presidente para dar la vuelta a las apremiantes circunstancias; e incluso sobre que lo más conveniente sea prolongar la legislatura. Sánchez opta, al menos por ahora, por hacerse fuerte en su inveterada resistencia. Aunque para ello tenga que subrayar que lo lógico es agotar los períodos entre elección y elección cuando él los ha acortado siempre tras llegar al poder gracias a una moción de censura.

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