Las economías empresariales y familiares continúan bajo el impacto de las continuas subidas de los tipos de interés del BCE para intentar contener la inflación. Los indicios de que el 'rally' alcista puede haber llegado a su techo, todavía no han encontrado reflejo en un mercado crediticio dañado por tantos meses de encarecimiento del dinero. El recorte se eleva a 54.000 millones y la banca está detectando que la caída de la demanda ronda mínimos históricos. Sin embargo, sube la contratación de créditos al consumo, con intereses especialmente elevados, al incrementarse los gastos mientras los ingresos no lo compensan y se reduce la renta disponible. Este temor al crédito y al endeudamiento revela una notable desconfianza en los meses venideros. Las autoridades se mueven en la contradicción del urgente abaratamiento de los tipos para impulsar las economías y la obligada cautela ante una inflación que aún no está vencida. Pero lo cierto es que si se materializan los riesgos a la baja de la actividad económica, la carga financiera de los hogares irá a más y los agentes sociales no podrán dar la espalda a una necesaria adecuación del poder adquisitivo de los asalariados.
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