Adoptar medidas impopulares es lo último que conviene a un Gobierno con baja aceptación y en la cuerda floja si aspira a mejorar su imagen. ... Sin embargo, el recién formado en Francia por el conservador Michel Barnier ha anunciado unos Presupuestos de máxima austeridad con un tijeretazo del gasto de 40.000 millones de euros que amenaza con agravar el deterioro de los servicios públicos e incluyen la congelación de las pensiones hasta el 1 de julio y el recorte de 4.000 plazas de profesores. Además, aumentarán los impuestos en 20.000 millones para reducir un déficit desbocado. La previsible falta de apoyos puede inducir al primer ministro a aprobarlos por decreto, una polémica previsión constitucional. Un escenario que agudiza la debilidad de un Ejecutivo atrapado por la paradoja en la que se mueve el país: la extrema derecha a la que Emmanuel Macron pretendía frenar con el adelanto de las elecciones tiene en su mano la estabilidad de un gabinete en minoría, al que acaba de salvar de una moción de censura, que durará lo que ella quiera y que no se corresponde con la composición de la Asamblea Nacional. La crisis política que se cierne sobre Francia no es menor que la económica.
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