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El presidente en funciones, Pedro Sánchez. EFE
Editorial: Un plan bloqueado

Editorial: Un plan bloqueado

Sánchez arriesgó mucho abocando al país al 10-N. Ahora no tiene más remedio que arriesgarlo todo para mejorar en algo su posición respecto al 28 de abril

El Norte

Valladolid

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Jueves, 10 de octubre 2019, 08:59

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El presidente en funciones y aspirante a continuar en el cargo, Pedro Sánchez, reveló ayer que cuenta con un «plan frente al bloqueo» que detallará el domingo y que asegurará un Gobierno inmediatamente después del 10-N, y la tramitación de Presupuestos para 2020 en enero del próximo año. Un mensaje con el que insiste en transferir a las demás formaciones la estabilidad del país y las insta a favorecer su investidura siempre que el PSOE sea la opción más votada. Un mensaje con el que también trata de salir al paso de los sondeos que vaticinan un resultado decepcionante tanto desde el punto de vista de las expectativas de crecimiento que al parecer manejaba el propio Sánchez como en cuanto al regreso a un bipartidismo inclinado hacia el lado izquierdo del tablero. El líder socialista insiste formalmente en su disposición a un acuerdo hacia su izquierda, al tiempo que reitera su llamada a que PP y Ciudadanos renuncien a «bloquear» la situación. Pero no acaba de aceptar su parte de responsabilidad en el fiasco de la última legislatura, cuando dejó pasar el tiempo sin moverse de su sitio, a la espera de que los demás grupos le concedieran el plácet para la investidura. Ahora Sánchez parece confiar en que, tanto a su izquierda como a su derecha, se impondrá la obligación de echar adelante la nueva legislatura. Pero se equivoca si pretende conseguirlo con solo ser el candidato de la primera fuerza cuando ésta puede salir del 11-N con menos ventaja que antes sobre la segunda y con un panorama laberíntico entre quienes secundaron su moción de censura contra Rajoy. Además, la sola imagen de que esta vez todos los partidos se muestran más proclives a la gobernabilidad cambia tanto el escenario que impide a Sánchez vindicarse como su único garante. El presidente en funciones lleva la delantera al hablar en nombre del Gobierno, como si fuese éste y no el PSOE el que se presenta a las elecciones. Pero eso mismo deja en evidencia sus flaquezas, como cuando no acaba de precisar qué significa la actualización de las pensiones «según el IPC real» o anuncia el incremento del salario mínimo interprofesional en medio de señales de advertencia de un cambio de ciclo, o compromete la transferencia a cuenta a las autonomías de fondos que no llegan a éstas, o asegura la aprobación de los Presupuestos para 2020 con la infundada convicción de que el próximo Parlamento apoyará su techo de gasto sin una negociación previa. Sánchez arriesgó mucho abocando al país al 10-N. Ahora no tiene más remedio que arriesgarlo todo para mejorar en algo su posición respecto al 28 de abril.

Tensión en Ecuador

El presidente ecuatoriano Lenín Moreno, que anunció el pasado 2 de octubre medidas de ajuste económico que incluían el fin de los subsidios a la gasolina y al diésel, ha tenido que trasladar la sede del Gobierno a Guayaquil por la presión de diversas manifestaciones, marchas de indígenas, ocupación de instituciones y huelgas. El Gobierno decretó el toque de queda en vísperas de un paro nacional mientras se eleva la tensión en el país. Moreno acusa al expresidente Nicolás Correa -que está en Bélgica y tiene abiertas investigaciones judiciales por corrupción- y a Nicolás Maduro de intentar derrocarlo con estas protestas. De momento, Lenín Moreno -que fue vicepresidente con Correa- representa la legalidad constitucional.

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