Desafíos con fondo
Editorial ·
El primer reparto de las ayudas europeas evidencia que van a exigir sortear agravios, agilizar la burocracia y ajustarse al mandato de la UELa llegada inicial de los fondos que Europa ha comprometido para España y su consiguiente primer reparto han evidenciado ya las dificultades que podían anticiparse ... ante la administración de unas ayudas tan determinantes para la recuperación post-covid como sujetas a una enorme complejidad técnica y al riesgo de tironeo de los intereses de parte. Tiene razón el Gobierno cuando subraya que la multimillonaria inversión comunitaria se enmarca, y así ha de ser interpretada, en una política de Estado que concierne al Ejecutivo central, a las comunidades autónomas y al conjunto del arco parlamentario, cada actor con el grado de responsabilidad que le compete. Pero esta deseable constatación no obsta ni para que la gestión de unos fondos tan capitales permanezca blindada al escrutinio de la opinión pública ni exenta de la crítica que pueda merecer. Los 19.000 millones de euros movilizados por los responsables europeos permiten trazar ya la cartografía de los escollos con que va a toparse la asunción y distribución de unas cantidades que exigen transparencia, agilidad, compromiso compartido y un ajuste –obligado– a los requerimientos de Bruselas para que orienten la recuperación a la transformación económica. Más allá de en qué derive la judicialización, que convendría evitar, de las ayudas emprendida en primera instancia por el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, la queja madrileña se hace eco de una impresión compartida en otras autonomías de distinto color político y que el Gobierno debe enjugar: que el maná europeo vaya a gestionarse con una inclinación al equilibrismo en función de los intereses políticos y territoriales en juego.
El Ejecutivo, que se enfrenta al desafío inédito que implica la asignación de unas trasferencias directas que alcanzarán los 70.000 millones de euros, ha anunciado que activará un mapa para clarificar la aplicación del plan y que ha comenzado a formar a funcionarios para acometer una tarea que se prevé hercúlea. Por ello sorprende, cuando menos, que la capacitación profesional para encarar un reto burocrático sin parangón se encare cuando los primeros fondos ya están atribuidos, aunque aún sin ejecución tangible. Como resultan inquietantes las advertencias que están lanzando ya distintos sectores sobre el uso de las partidas para actuaciones distantes de la premisa transformadora de unos fondos que van a requerir engrase, eficacia y el obligado encaje en los objetivos que condicionan el millonario paraguas europeo.
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