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Estudiantes de Wahan se disponen a entrar en clase después del confinamiento. PENG NIAN-EFE

Cuento chino

«Una fábula oriental para distraernos y hacernos pensar en los tiempos de la 'nueva normalidad'»

Martes, 16 de junio 2020, 08:32

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Anoche soñé que volvía a Wuhan. Es el principio de la pandemia y tengo fiebre. Paseo por las calles vacías en busca de una explicación ... y me encuentro con tres viejos misteriosos que cubren sus bocas con mascarillas de tela. Yo entiendo el chino de la región sin esfuerzo y los ancianos me hablan como a uno de los suyos. Los sueños son caprichosos. Los tres clones de Lao Tse pasan de ochenta años y se saben condenados por la historia. El primero me habla de murciélagos y pangolines sin parar de reírse. Esto se esperaba desde hace tiempo, me dice el segundo. La ONU lo anunció. Si no se hacía algo antes de 2020, el mundo se iba al garete. Es un ensayo. Vendrán otros confinamientos y nos resignaremos a vivir así. Nos ponen a prueba. Me mira a los ojos y me dice que estoy muy enfermo. Reconoce los síntomas enseguida. Ha visto a mucha gente en ese estado. Lo merecíamos, me dice el tercero. Esto tenía que cambiar de algún modo. No podíamos seguir así. Hay que darle amor a la gente, no odio, como dice el maestro Soros. La vida se hunde y nadie hace nada.

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