Coplillas al bicho y al vivir

Pongamos que me mandaron al centro de Madrid de reportero, a mis años, y lo que yo creí que era un bostezo de Irene Montero era, al final, 'contención activa'. Sabina decía algo de un virus que ni muere ni nos mata, y no era ni la heroína ni el Covid: quizá se refería al amor imposible que es el vivir aquí y entonces.

Lupo tiene moquillo y la tos húmeda, pero sale al pinar con su trotecillo de coalición. A Lupo, que es de culto interno en Cuaresma, sí le gusta que la poesía hecha madera de Gregorio Fernández se airee cuando la luna gorda de primavera. Lupo es mi perro, y conmigo y con pienso y con amor y con pedagogía se ha repuesto de cuando sacrificaron a Excalibur: por bien de la Ciencia y la Salud, recordad el Ébola (sic).

Cuando el batacazo de la Bolsa nadie se suicidó, que sabemos que hace tiempo que se inventó la Psicología de Empresa y el antiácido. El Ibex por los suelos y las calles vacías... Lo cual que el caos no era tan horrendo y así vamos aprendiendo que nada, excepto el papel en que nos sacan, era sólido.

PS: La OMS, con sus flatulencias y reproches, ha demostrado para qué sirven las cosas que no tienen sentido: como los pedagogos o los cursillos para agente FIFA.