Protesta contra el cambio climático. Ben STANSALL-AFP

COP26: nuestra salud está en juego

La llegada de los fondos europeos, suponen una oportunidad (¿la última?) única para que definitivamente apostemos por cuidar nuestra casa común. Los negociadores de Glasgow lo saben

Javier Valenzuela Parra

Jueves, 4 de noviembre 2021, 07:05

La ciudad británica de Glasgow acoge, hasta el próximo 12 de noviembre, una nueva Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, las conocidas ... como COP. Un lugar donde decenas de países, organizaciones, colectivos y empresas se dan cita para debatir y establecer las reglas que guiarán nuestro planeta. Un encuentro que entra en tiempo de descuento.

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Todas las delegaciones tienen ante sí un reto mayúsculo: definir y marcar las reglas sobre qué planeta queremos y quizás lo más importante, asumir, de una vez, cuál es el grado de responsabilidad de cada país. Lo que salga de la COP, va a ser una fotografía realista del grado de compromiso asumido para frenar el Cambio Climático e intentar revertir sus efectos.

Aunque sea una frase manida, esta Cumbre no puede ser una más. Se produce tras una pandemia mundial que ha puesto sobre la mesa la realidad de un planeta que se nos acaba; que ha manifestado, en toda su crudeza, que su deterioro afecta de una manera directa a la salud de la población.

Sin entrar en tecnicismos, que sinceramente creo que alejan al común de los mortales de la tozuda realidad, cierto es que los presentes en Glasgow tendrán que poner de manifiesto las contribuciones que están dispuestos a aportar para frenar el Cambio Climático, tanto en su nivel de emisiones como de la financiación y ayuda a los países en desarrollo, para que puedan adaptar su modelo productivo al nuevo paradigma que está ya en marcha. No será una tarea fácil, sin duda, pero la cuenta atrás está llegando a su fin.

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No es mi intención describir en estar líneas una situación catastrófica, simplemente pongo sobre la mesa la situación: deforestación, mega incendios, sequias extremas o inundaciones voraces. Cualquiera de nosotros, con tan solo leer los periódicos, escuchar las radios, ver los informativos o consultar la red, verá que algo «muy raro» está pasando. No son teorías conspiratorias. No, no va de eso. La ciencia ya ha demostrado que la situación es complicada, pero también que somos capaces de revertir la situación, siempre que las medidas que se tomen estén dirigidas hacia una transición energética justa y global. No solo es un cambio, es la revolución de la ciudadanía en pro del planeta.

Para poder informar con rigor, criterio y pausa, el papel de los periodistas volverá a ser clave. Nuestra función, en esta COP26, es contar qué decisiones se han tomado, qué trabas se han impuesto y, sobre todo, a qué se han comprometido cada uno de los presentes.

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Que el Cambio Climático es una preocupación de la sociedad, no es algo que los periodistas nos estemos inventando, es la ciudadanía quien lo sigue poniendo de manifiesto. Según el Eurobarómetro especial sobre cambio climático que elaboró la Comisión Europea entre marzo y abril de este año, cuando la pandemia por covid-19 todavía seguía provocando miles de muertos, los europeos respondieron que la salud del planeta es el problema más importante al que se enfrenta la humanidad.

A renglón seguido, este mismo trabajo, puso de manifiesto que más del 90% de los europeos encuestados entendían que abordar el cambio climático y las cuestiones ambientales deberían ser una prioridad para mejorar la salud pública.

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La llegada de los fondos europeos, suponen una oportunidad (¿la última?) única para que definitivamente apostemos por cuidar nuestra casa común. Los negociadores de Glasgow lo saben. Todos los sabemos. Sacaremos nuestros cámaras y tiraremos esa fotografía definitoria de hasta donde se valora la salud de los ciudadanos. Es su responsabilidad, pero también es la nuestra como periodistas, ya que debemos poner blanco sobre negro, la realidad de las negociaciones, la de los acuerdos y sobre todo de los compromisos.

Pero no olvidemos, que también como ciudadanos tenemos la obligación de exigir a nuestros representantes que cuiden de nuestra salud, algo que pasa inexorablemente por cuidad de nuestro planeta.

Como periodistas ambientales nuestro anhelo, cuando Glasgow deje de ser un foco permanente de información, sería volver a esta tribuna comentando los avances definitivos que se han acordado en pro del planeta. Será sin duda la noticia que siempre hemos soñado con compartir.

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¡Que así sea!

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