Derecho al capitalismo
«El capitalismo es así. Y gracias a Dios, porque la alternativa (...) pasa porque esas oficinas rurales estén subvencionadas por el Estado, (...), que seamos los demás los que cubramos sus pérdidas»
El pasado 18 de marzo, Unicaja cerró ocho sucursales en pueblos de la provincia de Valladolid. Lo habrán hecho, supongo, porque no son rentables, porque ... no se puede mantener una oficina con sus respectivos alquileres, empleados, gastos, dietas, etc. en localidades con escaso negocio y nula capacidad de crecimiento. No lo sé, pero no hay que ser muy listo para suponer que un banco siempre mira por los intereses de sus accionistas y que jamás cerraría una oficina rentable y con margen de crecimiento. Si lo hace es porque no queda otra, porque, para ser rentables, han de tener menos oficinas atendiendo a más clientes. Y esto se hace a través de la digitalización, es decir, accediendo a la mayor parte de los servicios a través de internet, de modo que los usuarios ganamos tiempo y comodidad y los bancos necesiten menos oficinas. Esto en los pueblos lo entienden fácil porque ellos hacen lo mismo: cuando por la leche te pagan menos de lo que cuesta, se para y se monta la de Dios. Pues esto igual: cuando el banco del pueblo no gana dinero, se cierra y se da servicio desde otra oficina. Ellos harían lo mismo.
Comprendo el enfado de los vecinos, muchos de ellos mayores y, por lo tanto, poco acostumbrados a realizar trámites por internet y que, por cierto, no tienen por qué disponer ni de móviles preparados ni de conexión. Lo que no entiendo es que consideren que tener un banco a la puerta de su casa sea «un servicio fundamental». Mire, yo vivo en una ciudad y no piso un banco ni bajo pena de muerte. Entiendo el cabreo, comprendo la sensación de no saber moverse en el mundo que ha llegado y cuyo proceso de digitalización no solo es irreversible sino, además, bueno. Sin ir más lejos, los fondos europeos, esa limosnilla que nos da Europa para que progresemos de una vez, tienen como objeto esto mismo: digitalizar España. Y eso se hace porque la digitalización es el paso para la competitividad y la competitividad es la llave para ser más rentables y, por lo tanto, pagar salarios más altos y eso, a su vez, es la garantía de que haya cotizaciones más altas que sostengan las pensiones de los ancianos del medio rural.
El capitalismo es así. Y gracias a Dios, porque la alternativa es peor y pasa porque esas oficinas rurales estén subvencionadas por el estado, es decir, que seamos los demás los que cubramos las pérdidas de cada oficina física y que nuestros impuestos vayan, así, a la cuenta de resultados de Unicaja. Digo yo que, si realmente tienen interés en sostener oficinas físicas para no realizar trámites por internet, lo suyo es pagarlo, es decir, asumir una subida de comisiones y de cuotas que hagan estas oficinas rentables. Lo que no sé es en qué momento hemos dado por hecho que los bancos son servicios fundamentales que deben atendernos gratis, darnos todos los servicios de modo presencial a pérdidas y disponer de personal pagado por ellos para asuntos que nada tienen nada que ver con ellos, como, por ejemplo, las tasas del ayuntamiento. Mire, que ponga el personal el ayuntamiento. O que la gente acepte que ha de pagar por el servicio.
No hay nada gratis y no existe el derecho a la banca de cercanía. Y si queremos hacer atractiva la vida en la España vacía, debemos hablar claro, tratar a la gente como adulta y aceptar que tanto los servicios públicos -sanidad-, como los privados -banca-, han de centralizarse en algunos pueblos. No somos ricos y no hay para más, pero me temo que este país tiene la mentalidad socialista metida hasta los huesos. Y el problema de eso es que limitarse a pedir y exigir que lo paguen los demás siempre muestra el mismo problema: la realidad es muy facha.
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