CCC-GdC-CCC
«Para ocultar las carencias e ineptitud de Pedro Sánchez, desde La Moncloa se ha diseñado una campaña de lavado de imagen con Ministros desfilando diariamente por los platós televisivos dando mítines precocinados en la factoría Redondo»
LUIS ÁNGEL ALONSO SARAVIA (Exempleado de Caja España)
Miércoles, 25 de marzo 2020, 08:05
En el presente artículo no vamos a hablar de los cursos de formación CCC. Con las CCC nos referimos a varios vocablos, que, no por ... casualidad, empiezan por la letra 'c', para ntentar responder a cuatro preguntas acerca de la situación actual. ¿Qué ha pasado? ¿Con qué nos hemos encontrado? ¿Qué necesitamos? ¿Qué falta por hacer?
¿Qué ha pasado? Que el coronavirus -primera C- surgido en la ciudad china de Wuhan ha llegado a España de la misma manera que lo hizo Delcy Rodríguez, sin avisar. Se trata de la causa, del origen, que diría Ábalos Meco, Ministro 'multiusos'. La OMS había recomendado el 28 de febrero, en un informe, activar el más alto nivel de respuesta para hacerlo frente. El 2 de marzo la UE aconsejaba, en otro informe, evitar manifestaciones y concentraciones multitudinarias. Sin embargo, Pedro Sánchez, en un acto irresponsable y primando intereses de popularidad y de partido, decidió ignorarlos, para mentir más tarde al afirmar que seguía las recomendaciones de la ciencia y de los expertos. Pedro Sánchez faltó a la verdad y nos engañó, lo habitual en él, pues lo lleva en su naturaleza. Como diría Pérez Rubalcaba, «los españoles se merecen un Gobierno que no les mienta, que les diga siempre la verdad».
¿Con qué nos hemos encontrado? Con una crisis -segunda C- jamás imaginada por su intensidad -ámbitos sanitario, económico, social y político-, y por su gravedad y letalidad -daños de difícil cuantificación y durante tiempo indeterminado-. Se trata del efecto, de las consecuencias. Una crisis sanitaria, que presenta un elevado número de personas contagiadas, considerables fallecimientos y hospitales desbordados, en la que destaca el ejemplar comportamiento de todo el personal sanitario por su profesionalidad y entrega en circunstancias tan graves y tan duras. Una crisis económica, con cientos de negocios en el aire y miles de empleos perdidos, que dejará un desolador panorama tras la destrucción de parte del tejido empresarial. Una crisis social, que ha interrumpido el ritmo diario de todos los ciudadanos a nivel particular y general e independientemente de la situación personal, familiar, profesional y laboral de cada uno; que ha condenado a numerosas personas al paro; y que muchas cosas han empezado a cambiar de un día a otro. Una crisis política, pésimamente gestionada por el peor Gobierno posible, que, al margen de su propia crisis interna, por temor a la impopularidad de las medidas a tomar, reaccionó tarde, mal y manipulando datos. Calificar la gestión de la crisis como pésima es una obviedad. «La crisis del coronavirus ha confirmado que este gobierno no se diseñó para gestionar el país, sino para desempeñar funciones propias de una agencia de marketing, para consolidarse en el poder» (G. Sánchez).
¿Qué necesitamos? Lo primero, calma y coordinación -tercera C-, como remedio más inmediato. Una eficaz coordinación requiere serenidad, solidaridad y unidad, lo que ahora reclama Pedro Sánchez, cuando él ha cimentado su acción política en la urgencia, el sectarismo y la división. Le urgió la investidura para seguir ocupando la Moncloa; ha practicado el sectarismo con vivos y muertos; y ha utilizado, con éxito, la división entre los socialistas, y lo ha intentado, sin éxito, entre los constitucionalistas. «Este Gobierno, con sus apoyos independentistas, estaba concebido para hacer todo lo contrario a lo que ahora se necesita». (C. González). Una eficaz coordinación requiere voluntad, acuerdo y compromiso de gobernantes, autoridades civiles y militares y funcionarios de todas las administraciones públicas, apartando a los que actúan por su cuenta. La descoordinación es incompatible con cualquier tarea de gestión. Ahora, como ha dicho Pablo Casado, toca «remar todos en la misma dirección».
¿Qué falta por hacer? Superada la pandemia, sería el momento para conformar un Gobierno de Coalición -GdC- entre el PP social-liberal y el PSOE social-demócrata, apoyados por los partidos constitucionalistas, Vox y Ciudadanos, con el fin de aplicar el tratamiento que España precisa para sacar adelante las reformas pendientes. Un GdC que garantice soluciones sanitarias, económicas, sociales y políticas. Un GdC con el que superar el frentismo y el rupturismo sanchista. Un GdC y no un 'Gobierno golpista'. Es obligado que Pedro Sánchez se eche a un lado y dé el relevo a personas responsables y solventes. España demanda un GdC que demuestre capacidad, que tenga credibilidad y que suscite confianza.
Capacidad, -cuarta C-. España necesita un Presidente de Gobierno con autoridad, eficaz y con capacidad para desempeñar tan alta responsabilidad, no un púber mediocre e inconsciente de su incompetencia.
Credibilidad, -quinta C-. Un Presidente de Gobierno ha de tener credibilidad y ser convincente, sin embargo, las palabras y gestos de Pedro Sánchez no son creíbles, no transmiten convicción alguna.
Confianza, -sexta C-. El Presidente del Gobierno ha de infundir confianza, pero muy pocos confían en la eficacia de las acciones promovidas por los gurús monclovitas. La confianza se consigue con hechos, no con mentiras.
Para ocultar las carencias e ineptitud de Pedro Sánchez, desde La Moncloa se ha diseñado una campaña de lavado de imagen con Ministros desfilando diariamente por los platós televisivos dando mítines precocinados en la factoría Redondo, amplificados y voceados por los medios de la izquierda mediática. Mientras, Sánchez en la cueva y el Congreso silenciado. Nuevo 'golpe' del sanchismo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión