Carburantes sin tregua
Editorial ·
Las restricciones a las ayudas vigentes que ha insinuado el Ejecutivo agravarán las consecuencias del elevado precio de los combustibles si no es corregido a corto plazoEl abaratamiento del petróleo en las últimas semanas, que ha situado el barril de Brent en 90 dólares, por debajo de su nivel previo a la guerra en Ucrania, no se corresponde con una evolución equivalente del precio de los carburantes. El gasóleo y la gasolina están en torno a un 35% y un 15% más caros que entonces sin que el comportamiento de los mercados justifique aparentemente tal ascenso. Ese incremento alimenta la sospecha de que el sector ha incorporado a sus tarifas la bonificación de 20 céntimos por litro aprobada por el Gobierno.
Es sabido que la materia prima apenas representa un 40% del coste total, por lo que sus vaivenes solo afectan parcialmente a los precios finales. Aun así, su resistencia a volver a las cifras de febrero abona la creencia de que se mueven con más agilidad al alza que a la baja. La carestía del refino por la subida de energía y la revalorización del dólar frente al euro explican una parte del aumento, pero no su dimensión actual en una actividad sometida a una fuerte competencia.
Las restricciones a las ayudas vigentes que ha insinuado el Ejecutivo agravarán las consecuencias del elevado precio de los combustibles si no es corregido a corto plazo.