El campo tiembla tras la invasión de Ucrania. Lo primero son las vidas humanas, desde luego, pero a esta lamentable situación de pérdidas habrá que añadir las consecuencias que para la economía tendrá el conflicto y el sector agrario será uno de los principales perjudicados.
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Según los datos que maneja Asaja, España importa anualmente casi el 30% del maíz que necesita de Ucrania. De allí procede el 60% del aceite de girasol que compramos fuera de nuestras fronteras, el 17% del trigo, el 31% de las tortas de aceite vegetales y el 15,4% de leguminosas grano.
Cómo se va a trasladar la situación al agro es todavía impredecible para ante un contexto tan complejo, la falta de suministro se traduciría en el encarecimiento de estas materias primas, fundamentales para la elaboración de piensos.
Tampoco se puede olvidar la dependencia europea de la energía rusa, destacado productor de petróleo y de gas natural, otro problema añadido a la producción de abonos.
La propia Lonja de León ya lleva un tiempo teniendo en cuenta la situación a la hora de marcar sus precios y van más allá cuando indican que cuantas más sanciones se pongan a Rusia más desviará sus exportaciones a China y más baratas serán las materias primas para este país, algo que tendrá el efecto contrario en la UE.
Es pronto, sí, pero al incremento de costes que arrastra el sector agrario o a la situación de sequía ahora se suma una guerra, aunque parezca increíble.
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