Somos campanudos
Campanudos nos vamos a poner cuando nos topemos con la cruda realidad el 11 del 11
Eeeh, no se pongan campanudos, soltó Cayetana Álvarez de Toledo en el debate de hace una semana entre los sobresalientes de los partidos en el ... inicio de esta extraña campaña electoral. Tres días después, los primeros espadas saltaron a la arena en un coso con burladeros de atriles y que quieren que les diga, me gustaron más aquellos, quizá por la presencia de mujeres en el espectáculo y porque ellos eran dignos de 'Con faldas y a lo loco'.
Campanudos, pero hacia abajo, nos vamos a poner, sí, cuando pase este enésimo ratito de políticos hasta en la sopa –de gansos– y nos topemos con la cruda realidad el 11 del 11, fecha que por ser así, más redonda que campanuda, bien pudiera servir para una película de catástrofes o como lo fue para firmar el armisticio de la Primera Guerra Mundial. Y a las 11 de la mañana para ser exactos.
Si todo continúa igual, de campanudos con reparos pasaremos a gravemente hinchados en todas partes –nobles y plebeyas– de nuestro cuerpo y con ganas de obtener la licencia de gallos de pelea. Porque es más que previsible que a las palabras huecas de la campaña le sucedan otras aún más vacías. Apuesto por extraordinarias expresiones como 'líneas rojas' o 'cordón sanitario'; incluso oiremos el 'ahí lo dejo' que repite Millán Astray en la película de Amenábar sobre Unamuno.
Temo pues la semana próxima y que se me aparezca en sueños la pobre Cayatena explicando a sus hondos interlocutores qué narices significa campanudo.
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