El burofax

En ninguno de los casos contienen una carta de buenas intenciones, ni de malas, solo describen lo que el partido, en ambas estancias, tenía sobreentendido sobre los problemas que sacuden a la formación en León, una de esas provincias en las que el PP siempre parece tener fiebre.

La sola llegada de este documento, con sello y firma a la recepción, es solo el prólogo de la situación que se avecina y que promete complicarse en las próximas semanas.

Los populares leoneses, como viene siendo habitual, han estado sumidos en un estado de semiebullición interna a la espera de una erupción brutal. Como el volcán de la Palma, pero en su versión política, algo mucho más doméstico pero igualmente espectacular.

El problema radica en que muchos, casi todos, conocían las peligrosas dinámicas internas, y en su mayoría fueron ocultadas, suavizadas, minimizadas y, en no pocas ocasiones, ignoradas.

Lo mismo daba que el censo de afiliados del partido se manipulara de una forma grosera o que con anterioridad se alteraran papeletas para desde el PP regalar el voto a VOX como si ambas formaciones fueran primas, o hermanas. Lo importante no era el partido, sino la victoria personal y las consecuencias de la misma.

Las tropelías se fueron dando por normales hasta que, sorpresa, el descontento de turno (ese afiliado al que se le prometió complicidad y palmaditas en la espalda) varió el rictus para evidenciar su enfado, el enfado pasó a ser odio, y el odio se transformó en filtraciones a la prensa. Y de ahí salieron los audios, que escandalizan, y los whatsapp que evidencian esa forma de hacer política torticera y nada elegante.

Y el resultado es que hoy, cuando todo parecía sereno, un expediente sobrevuela al presidente provincial del PP de León, Javier Santiago Vélez, y dos burofax relatan las evidencias de lo que todo el mundo sabía y callaba.

Pero el emisario con inocente cara y burofax en la mano no es el único que llamará a la puerta. Al menos, a la de Génova. El juez titular del Juzgado de Primera Instancia número 2 de León ha dado curso a la petición para que un perito judicial se persone en la sede nacional del PP donde deberá intervenir y auditar las afiliaciones procedentes desde León.

El objetivo de la presencia del perito judicial es auditar en el sistema nacional de afiliaciones del PP (sistema Lanza) aquellas que se realizaron presuntamente de forma irregular y que sirvieron para 'engordar' el censo de forma artificial en tierras leonesas.

En base al auto se traslada la causa leonesa a Madrid y permitirá dirimir si como denunció el alcalde de Villaquilambre y rival del actual presidente provincial hubo entre 400 y 600 afiliaciones que no siguieron el curso legal y por lo tanto alteraron de forma evidente las votaciones a la presidencia provincial. Parece claro que cada vez que llaman al timbre de Génova todo son malas noticias. O, al menos, cada vez en la que el emisario tiene su origen en la provincia leonesa.

Queda por conocer el fin de esta historia, tan singular como otras tantas que se producen en el PP provincial. Falta saber si el PP cerrará la puerta y la sellará para evitar el mal olor, o si por el contrario entrará de lleno para limpiar y pulir una estancia muy sobrecargada.

A la espera del desenlace final quedan dos evidencias: el PP huele mal y en Génova están llamando al timbre. ¿Otro burofax?