Mikel Casal

Binarismos

«Hay quien no sabe contar nada más que del cero al uno y del uno al cero. Todo lo que no sea tú y yo se les vuelve un ataque personal y reconduce a una bipolaridad de contrarios y partidarios»

Fernando Colina

Valladolid

Viernes, 22 de enero 2021, 07:57

Muchos de los problemas teóricos y conceptuales de la actualidad tienen un antecedente teológico. Distintos debates doctrinales que hoy enfrentan a los ciudadanos ya se ... vivieron a comienzos de la era cristiana de forma confesional.

Publicidad

Seguramente, el más llamativo de todos consiste en recurrir al binarismo para interpretar las cosas humanas. Reducir todo a dos campos opuestos facilita la explicación de cualquier suceso. El uso dicotómico de los conceptos ahorra el estudio y evita explicar los matices y el tono grisáceo de las cosas. Nos pone a salvo de incómodas contradicciones y nos hace creer de inmediato en la verdad.

Gran parte de las primeras corrientes cristianas fueron dualistas. Así se postulaban maniqueos, gnósticos, cátaros y albigenses, por poner algunos ejemplos de comunidades filosóficas y religiosas que crecieron con el primer cristianismo. Todas ellas eran partidarias de las lógicas binarias, de subdividir a los hombres entre buenos y malos, puros e impuros, amigos y enemigos, elegidos y excluidos, sin que en el curso de estas alternativas se pensara en tercerías o irrumpieran las medias tintas en la explicación. Su destino fue tan fatídico como su filosofía. La Iglesia los juzgó heréticos y los persiguió hasta el exterminio, como lo recuerda la Cruzada Albigense de 1209.

Quizá el triunfo de la religión católica –que como la mayoría de las religiones pronto demostró ser la verdadera– deba entenderse por la voluntad de ruptura con el dualismo. Rebelde frente a la simpleza, cultivó la especulación y salió en defensa del misterio y de los hechos que son y no son. Su victoria apunta a la decisión de escapar de razones binarias y asumir las trinidades y el culto plural de los santorales. Y su derrota puede venir dada por el abuso de los correlativos.

Publicidad

Sin embargo, las lógicas duales siguen siendo una alternativa permanente y amenazadora para el buen orden del mundo. El populismo, el nacionalismo, el racismo o el integrismo, esto es, las más vulgares, binarias y codiciosas explicaciones de la vida, se imponen de cuando en cuando y nos devuelven al origen del cristianismo. Al fin y al cabo, el fascismo no es otra cosa que la aplicación destructiva, cruel y perturbadora de la convicción binaria de que los unos están por encima de los otros. Tan arriba incluso que legítimamente pueden destruir o esclavizar a los del otro piso.

Por desgracia, hay quien no sabe contar nada más que del cero al uno y del uno al cero. Todo lo que no sea tú y yo se les vuelve un ataque personal y reconduce a una bipolaridad de contrarios y partidarios. Esta disposición, que resulta irreversible en cuanto se prueba su fuerza y su capacidad de aniquilar, no es algo que afecte a unos pocas personas, acomplejadas o resentidas, sino que incumbe a media humanidad. Una partición en dos del mundo pensante y político que retroalimenta de continuo su binarismo.

Publicidad

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad