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Carlos Mazón. Efe
Dados rodando

¿No los hay mejores…?

«¿Tenemos que resignarnos con personajes mediocres sin talla, formación ni cualidades? ¿Se imaginan que este conjunto de diletantes tuviera que enfrentarse a la redacción de una Constitución?»

Antonio San José

Valladolid

Martes, 4 de noviembre 2025, 07:28

La pregunta, la gran pregunta, es de qué manera un individuo como José Luis Ábalos llegó a la cúspide del partido que sustenta al ... Gobierno de Pedro Sánchez y con qué méritos fue designado ministro de Fomento, el departamento que manejaba mayor presupuesto de toda la Administración del Estado. Visto lo visto, y también lo intuido, fue como poner al zorro a cuidar de las gallinas. Junto a esta lumbrera política siempre aparece el inmarcesible Koldo, un personaje atrabiliario que pasó, casi sin solución de continuidad, de portero de burdel a hombre de confianza y persona para todo. Del mismo modo, cabe inquirir por la irresistible ascensión de Santos Cerdán, que llegó a ocupar la Secretaría de Organización del PSOE y a ser nombrado negociador con el prófugo Puigdemont en Suiza. Un trueno tratando asuntos de Estado con un delincuente condenado; toda una paradoja con estación término en la prisión madrileña de Soto del Real.

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Si continuamos con las preguntas, nos haremos de cruces al comprobar como un 'zombie' político llamado Carlos Mazón ostentaba hasta ayer mismo el cargo de presidente de la Generalitat Valenciana, añadiendo un plus de deshonra a su errática gestión de la dana, un episodio en el que demostró su falta absoluta de aptitudes para asumir responsabilidades y una desfachatez rayana en el insulto a sus conciudadanos. Incapaz, irresponsable, inepto… todos los adjetivos le cuadran a quien desencadenó la permanencia de Sánchez en la Moncloa, tras su pacto inmediato con Vox después de las últimas elecciones autonómicas. Un desastre absoluto y sin paliativos.

La cuestión es por qué no hay nivel en la política española actual. Al final, tenemos que resignarnos con personajes mediocres sin talla, formación ni cualidades. Basta comparar a Miriam Nogueras, por ejemplo, con Miquel Roca o a Aitor Esteban con Xabier Arzallus. ¿Se imaginan que este conjunto de diletantes tuviera que enfrentarse a la redacción de una Constitución? Es para echarse a temblar. Entonces fue posible por la talla de unos políticos que, por encima de sus ideologías, contaban con preparación, cultura, experiencia y un enorme sentido del Estado: Manuel Fraga, Gregorio Peces Barba, Miguel Herrero, José Pedro Pérez-Llorca, Roca, Jordi Solé Tura o Gabriel Cisneros, no han encontrado, lamentablemente, continuidad en las generaciones que les han sucedido, gente que está a años luz de la talla que demostraron sus mayores.

Hay una ministra, al parecer, que se llama Sira Rego a la que nadie conoce por sus actos ni decisiones. Hay otra, que responde al nombre de Isabel Rodríguez que, según dicen, se encarga de la Vivienda, uno de los mayores problemas que tiene planteados el país, quien, a pesar de su inanidad y su inacción, no se ha ido a su casa ni de vacaciones de larga duración a Hawái, cosa que podría hacer porque, nadie iba a echarla de menos.

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En este país ha sido presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, y es presidenta del Congreso Francine Armengol. La mediocridad no va por ideologías, sino que se extiende como una mancha de aceite por todo el arco parlamentario. No hay nivel alguno. Hoy parece ser político aquella persona que no puede dedicarse a otra cosa, 'apparátchiks' que han estado toda la vida en un partido y que no han cotizado nunca fuera de esta esfera. La lista seria tan larga como eljucuente y a ninguno de sus integrantes les contrataría usted, estimado lector, para dirigir una empresa de su propiedad. Pero gestionan, o eso dicen, la cosa pública y así nos va. La pregunta, la gran pregunta, es ¿por qué?

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