Votar 'no'
«Es duro leerse una ley. Por eso a lo mejor algunos votaron 'no' el miércoles»
Es duro leerse una ley. Para muy cafeteros, que diría el jefe. Muy cafeteros y mucho cafeteros, apostillaría M. Rajoy. A lo mejor es por ... eso que PP y Vox votaron en las Cortes contra la 'Proposición de ley de derechos y garantías de las personas en el proceso del final de su vida'. Porque la leyeron en diagonal, o la ojearon, o directamente sabían que había que votar no, y punto. Para qué más.
De entrada, Vox quiso confundir ese epígrafe, que sí, que es largo, pero nítido en su enunciado, con la eutanasia. ¡Cultura de la muerte! ¡Woke! ¡Progresino! (que sería algo así como progre asesino, pero en tuitero, que es un lenguaje más breve y más sencillo de entender en estos tiempos de política para 'dummies'). Luego el PP rebuscó y rebuscó para encontrar el modo de decir que no a la iniciativa que en su día pactó con Francisco Igea, cuando este aún era fuego amigo y 'ciudadano'. Iniciativa que luego Raúl de la Hoz sentenció porque Igea ofendió a Alejandro Vázquez, consejero de Sanidad. Iniciativa que retomó el PSOE literalmente por aquello de que, si el obstáculo era Igea, eliminado el obstáculo, adelante la ley.
Que no es una ley de rojocomunistas bolivarianos, ojo. Que la hay en otras comunidades que gobierna el PP. Y dice, por ejemplo, que el paciente debe ser escuchado antes de tomar decisiones; que puede rechazar una intervención si no sirve para nada en situaciones de gran padecimiento; que hay derecho a unos cuidados paliativos de calidad y a morirse en casa sin sufrir como un perro; al acompañamiento. A decir adiós en una habitación individual rodeado de los tuyos y no de angustias y familias ajenas.
Por si no lo habían leído, señorías, a eso han votado 'no'. Y luego lo han vestido de faralaes.
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