¡Camarero!
«Un camarero bueno es un fondo de inversión con réditos»
No sé lo que cobran los camareros de Los Zagales*, pero siempre me parecerá menos de lo que merecen. Y pongan en el asterisco el nombre del bar restaurante pub terraza que deseen ... . Seguro que les viene a la mente el típico caso de hostelería extensiva, que son esas terrazas inabarcables repletas de mesas en las que se piden ocho cafés de manera distinta mientras el camarero anota mentalmente «frío, descafeinado, vaso pequeño, sacarina; con leche, templada, taza, dos de azúcar; solo con hielo y ¿tienes estevia?» y etcéteras de caprichos cafeteros. O alguno de hostelería intensiva. Los de bar pequeño, barra estrecha en la que solo entran dos personas de perfil, pero larga como para reventar el cuentapasos del esmárgüotch a base de servir cañas.
Un camarero bueno es un fondo de inversión con réditos. Uno de los que captan el brazo levantado, el oiga, el perdone, el ademán con la mano y hasta el arqueo leve de ceja del último cliente acogotado al fondo para que sepa que le han visto, tranquilo, que está atendido. Y consigue así que no se vaya y ,además, se asegura de que vuelva. Porque el cliente tiene la certeza de que, a pesar de la cola hasta la puerta, no va a vegetar olvidado en una esquina.
Dice Jaime Fernández, presidente de los hosteleros, que con tantas ayudas del Gobierno los parados no quieren trabajar y el sector se queda sin camareros. Supongo que él sería capaz de vivir con una ayuda de 480 euros al mes. Y seguro que tampoco tiene nada que ver con las condiciones que ponen algunos presuntos empresarios que quieren tener camareros profesionales pero con poco sueldo, sin límite de horas y sin dignidad. Sin entender que los recursos humanos, más en la hostelería, no son un gasto, sino una inversión con retorno.
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