Antimonárquicos
Opinión ·
Una legión de oportunistas y aventureros se han apuntado al partido de los 'anti'En medio del 'totum revolutum' de indignados, secesionistas, neorregionalistas, sanchistas y demás, en busca de un nicho de negocio en la política nacional aparecen puntualmente ... los antimonárquicos. Y el mensaje de Nochebuena del Rey a la nación constituye el minuto de oro para los clásicos 'antis' y, sobre todo, para los sobrevenidos. Da lo mismo que don Felipe hiciera la noche del 24 un discurso técnicamente impecable, exquisito en las formas y ecuánime en el fondo. Los Torra de turno salieron a representar su papel. Pero la virulencia de la indignación secesionista contra el jefe del Estado no hace más que confirmar la importancia de la institución. En contra de lo que los 'antis' y algunos 'pro' deben creer, la monarquía no es un elemento costumbrista o típico de una sociedad española inmemorial, nostálgica, trasnochada. En el siglo XXI la figura del rey en un régimen constitucional encarna la soberanía nacional. Es decir, la competencia del conjunto de los ciudadanos españoles para decidir sobre los valores de la igualdad, la libertad y la unidad de la nación. Don Felipe no es una adherencia folclórica o franquista sino que representa la voluntad de ser y el nexo de los ciudadanos libres con su historia y la de los pueblos que conforman la nación moderna.
La única cosa fidedigna que dijo el president accidental de la Generalitat respondiendo a las cuatro palabras sobre Cataluña que pronunció don Felipe, es que «lo que preocupa es España». Claro. Y con razón. Deberían estar preocupados esa colla de políticos catalanes que han pasado de bailar la sardana los domingos a saltarse el ordenamiento constitucional como si fuera otro paso más del baile regional. Durante años fue un ínclito actor secundario del PNV quien se hizo famosillo en el teatro de la política nacional zurrando a la Casa Real, al Rey, a las infantas y todo lo relacionado con la monarquía. Pero nunca fue tomado mínimamente en serio. Acabó convirtiéndose en un caricato de su propio discurso y un recurso de la prensa menos seria para rellenar espacios en épocas de atonía política. Una nota extravagante incluso dentro de sus propias filas. Lo que probablemente no podía suponer Anasagasti es que abriría el camino de personajes tan insignes como Torra, Puigdemont o Rufian. Claro que a su lado el político del PNV es Simón Bolívar.
Ahora una legión de oportunistas y aventureros se han apuntado al partido de los 'anti': antimonarquía parlamentaria, antitaurinos, anti Reyes Magos, anti Belenes, antifascistas, antihimno, antiselección de fútbol. Todo tiene un aire de bufonada que si no afectara a un tema tan grave sería para partirse el pecho. El único que parece tomarlos en serio es Pedro Sánchez. A no ser que el presidente en funciones sea tan sagaz y clarividente que su plan consista en darles estos días la razón, calculando que en cuanto le firmen la investidura les hará la cobra. Ya se ha visto que le gusta jugar con fuego.
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