Borrar

Almacén

«Esta exposición, pese a lo que pueda parecer, tiene mucho más de contemporáneo que medio Patio Herreriano»

José F. Peláez

Valladolid

Martes, 18 de junio 2019, 07:29

Comenta

Lo primero que hice al salir del Palacio de Villena fue aplaudir varios minutos a María Bolaños y a Anna Alcubierre, para vergüenza de mi ... acompañante y estupor de la pareja de catalanes que pasaban por la puerta, plano en mano, diciendo «aquí no, está tancat». «No, amics», respondí. «No estem tancat. Estem mes oberts que mai. Passeu, si us plau», y es que yo no sabía que hablaba catalán, pero con el procés creo que nos han convalidado a todos hasta un nivel similar a B2, así que ya puedo opositar a la Generalidad. Decía que estuve varios minutos aplaudiendo, como se suele hacer con las grandes divas de la opera y del teatro porque lo que vi allí tiene mucho más de teatral que de ornamental; más de escénico que de escultórico. La sensibilidad e inteligencia con la que la exposición está planteada me hizo sentir por momentos dentro de esas grandes obras de teatro experimental que se pueden ver en pequeñas salas underground de Barcelona o de Madrid o en un tres estrellas Michelin, donde la escena se apropia de todo y te va llevando a donde quieren, cargados solos de talento y belleza. El espacio laberíntico como una excusa para sorpresas constantes, guiños sucesivos para el que quiera o sepa mirar, recuerdos de Juan Muñoz en esa gran grada de 'solistas' que te miran como si la obra de arte en realidad fueras tú, que te escudriñan por dentro como una confesión coral, como el catálogo del Sanjo versión celestial, como si todo el santoral te cantara el silencio a ti, como Simon y Garfunkel, pero versión orfeón donostiarra. No sé, no sé.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Almacén

Almacén