Agravio ensanchado
Suprimen peajes en la periferia; en la España vacía pasarán años, aunque el ministro promete compensarnos
Al construir este túnel hubo muchos muertos», contaba mi padre al atravesar en el coche la horadada Guadarrama hacia Madrid. Eran viajes para pasar ... el verano serrano en Los Molinos y nosotros, supongo que después de dar por saco todo el viaje, nos callábamos para escuchar. Y pasábamos el túnel en silencio y con cierta congoja, apretados en el 600.
Años después, en los actos de la reforma o inauguración de nuevos túneles que he vivido en Segovia, recordaba –seguro que algo distorsionada y exagerada– la anécdota: ni mi padre lo decía siempre, ni nos callábamos. Pero me gusta mitificarlo, porque la infancia no solo es la verdadera patria, sino sobre todo es la imaginación.
Y lo de pagar, eso no lo recuerdo de niño, pero sí de adolescente. Desde la queja por la subida inexorable de todos los años –este también–, hasta la protesta porque el peaje cuesta lo mismo si vienes desde La Coruña o desde Adanero, con casi 600 kilómetros de diferencia. Reflexiones recurrentes que han trascendido generaciones en la sexta de las nacionales, la del noroeste.
El agravio, lejos de paliarse, se ha ensanchado después de constarnos que entre Tarragona y Alicante y entre Sevilla y Cádiz han suprimido el peaje; gratis para esa periferia y otros a pagar si queremos darnos un garbeo desde la España vacía a la agobiada. Y así dicen que estaremos hasta 2024 ó 2031. Mientras, el ministro de no sé qué cosa antes llamada Fomento promete compensarnos. Será por respeto a los muertos. O que ha visto luz en el túnel.
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