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El líder del PP, Pablo Casado (c), junto a los candidatos autonómicos y presidentes regionales del partido, hoy durante la primera jornada de la convención del Partido Popular que se celebrará hasta el próximo Domingo en el Recinto Ferial IFEMA de Madrid. Efe
El rearme del PP

El rearme del PP

La convención nacional abre una puerta a Casado para reafirmar el perfil centrista del partido y no caer en la trampa de competir en radicalidad con Vox

El Norte

Valladolid

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Sábado, 19 de enero 2019, 09:29

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Al cumplirse 30 años del congreso de refundación en el que la Alianza Popular de Manuel Fraga se transformó en el Partido Popular que desde entonces ha gobernado España durante década y media, el PP afronta un proceso de reinvención similar en la convención nacional que celebra este fin de semana. Llega a ella con la inercia positiva que supone su acceso a la Presidencia de la Junta de Andalucía por primera vez desde el inicio de la Transición. Pero también lo hace con las contradicciones internas que ha puesto de manifiesto su acuerdo con Vox en esa comunidad para tocar poder en alianza con Ciudadanos, y en una coyuntura de innegable debilidad tras la fragmentación en tres bloques del espacio electoral de centroderecha que había ocupado en régimen de exclusividad. Pablo Casado aspira a convertir el cónclave en una palanca para el rearme ideológico del PP, que a su juicio es la condición previa para la reunificación en torno a sus siglas de todo el voto que está a la derecha del PSOE. Es lógico que el líder popular persiga ese objetivo, tan ambicioso como improbable, e intente dotar a su partido de unos perfiles programáticos nítidos tras un mandato de Rajoy más caracterizado por una fría gestión que por una numantina defensa de los clásicos principios liberal-conservadores. Pero no puede obviar que si el PP ha sufrido sucesivas sangrías en las urnas y ha dejado espacio a otras alternativas no ha sido tanto por una indefinición ideológica como por un monumental desgaste asociado a su impúdica connivencia con la corrupción. Y también por el declive de un bipartidismo abrasado por su responsabilidad en la gestación y gestión de la crisis económica, falto de credibilidad para las generaciones más jóvenes y carente de respuestas atractivas a las nuevas exigencias de una sociedad cambiante. La convención representa una magnífica oportunidad para que el PP acentúe sus valores más centristas, que son los que le han conducido al poder, y articule desde la moderación una alternativa a la izquierda representada por el PSOE de Pedro Sánchez y Podemos. En definitiva, para marcar distancias con el populismo ultra de Vox, no caer en la trampa de competir con él en la radicalidad y no olvidar que, aunque este partido tenga su origen en una escisión del PP, sus postulados reaccionarios son incompatibles con los de un centroderecha moderno y europeo. Algo que no siempre ha estado claro en las negociaciones poselectorales en Andalucía, lo que ha sembrado tensiones en un partido en el que aún no han sido suturadas las heridas que dejó abiertas la sucesión de Rajoy.

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