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'El Padrino' se cuela entre los presos del 'procés' y el traspié de Lastra

Apertura de la XIV legislatura en el Congreso ·

La banda sonora de la mítica cinta de Francis Ford Coppola suena de fondo en la emisión mientras se leen los nombres de los diputados por parte de la independentista Rosique

I.Asenjo

Martes, 3 de diciembre 2019, 11:08

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Comenzaba la sesión constitutiva de las Cortes inaugurada por Agustín Zamarrón - el Valle-Inclán del PSOE - como el más longevo de los miembros de la Cámara Baja, apelando a la «responsabilidad, mérito y empeño». Y aludida por el ansia la independentista Marta Rosique tuvo que ser corregida por el socialista cuando se arrancó a la lectura de los parlamentarios por los políticos catalanes presos (Oriol Junqueras, Jordi Turull, Joaquim Forn y Jordi Sànchez.) en lugar de por orden alfabético.

La diputada de ERC quiso hacer este recordatorio saltándose las normas pero corrigió su ferviente separatismo y prosiguió con la llamada de los diputados uno a uno para elegir a la presidencia del Congreso. Ataviada con una camiseta negra en la que lucía la palabra independencia coloreada con las banderas vasca, gallega y catalana, la parlamentaria más joven fue leyendo los 350 nombres entre murmullos y la banda sonora de 'El Padrino' (dedicada a la mafia y en clara alusión a la clase política) que se colaba constantemente en la emision en directo de RTVE debido a una protesta en las afueras de los funcionarios de prisiones en la que piden mejoras salariales. Minutos después volvieron a la carga y pusieron la banda sonora de 'La guerra de las galaxias' mientras en la televisión se intentaba explicar lo que estaba sucediendo.

Incidentes para comenzar una mañana que tampoco inició con buen pie Adriana Lastra, que sufrió un esguince en su pie izquierdo en los primeros compases de esta repetitiva nueva etapa. La portavoz parlamentaria y jefa de los negociadores de Sánchez se resbaló al ponerse de pie para dirigirse a la tribuna y participar en la primera votación. Fue auxiliada por el líder de su formación y por las ministras Montero y Carcedo, médicas de carrera. Zamarrón, comprensivo y también lesionado, le pidió que no subiera y le avanzó que sería él quien llevaría la urna hasta ella para que votase cuando acabasen los restantes 349 diputados de la cámara.

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