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El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, protagoniza el acto de precampaña de la formación en Madrid 23 marzo. EP
Iglesias vuelve

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Podemos no tiene más remedio que presentarse como la garantía de que el PSOE de Sánchez continuará manteniendo una agenda de cambio social

El Norte

Valladolid

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Domingo, 24 de marzo 2019, 10:29

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El regreso de Pablo Iglesias a la actividad pública, tras su baja por paternidad, se convirtió ayer en un acto multitudinario con el que Podemos dio inicio a su precampaña electoral. La formación morada está obligada a salir cuesta arriba, remontando posiciones con respecto a la pérdida de votos que le auguran las encuestas, restando trascendencia a las disensiones internas y a la crisis generada por la salida de Iñigo Errejón, y dando sentido político a su propuesta tras el final de una legislatura que quiso prolongar condicionando al Gobierno de Sánchez. La presencia de Iglesias al frente de Podemos, y de su alianza con IU, parece imprescindible para que se recupere el ánimo militante y su proyección social. Pero no es suficiente. Será necesario que Unidas Podemos perfile de nuevo su propia razón de ser ante dos circunstancias que han modificado el panorama: la aparición con fuerza de Vox, induciendo el desplazamiento hacia la derecha del PP y Ciudadanos, y la consolidación del PSOE destacándose a la cabeza de las previsiones electorales. Porque aunque el partido de Iglesias se disponga a recuperar sus propósitos de transversalidad, para no verse recluido en el campo de la izquierda, y ampliar el espectro de su voto, sus postulados programáticos y la propia imagen que ha cultivado en los tres últimos años lo presentan como el aliado preferente del socialismo de Sánchez. Es más, una vez frustrada la pretensión de coger la delantera al PSOE e incluso de sustituirlo como opción hegemónica en ese lado del espacio político, y tras la comprometida apuesta por impulsar el proyecto presupuestario fallido para 2019, Podemos se encuentra con dificultades para labrar un terreno propio al margen de la suerte que el 28-A le depare a Pedro Sánchez. De hecho, al presentarse como garantía para que este último no renuncie a políticas de cambio, ante la eventualidad de que las derechas sumen escaños como para conformar una mayoría de gobierno, Podemos corre el riesgo de hacerle media campaña al hoy presidente. El partido de Pablo Iglesias ha experimentado, en sus cinco años de existencia, su particular tránsito hacia el realismo. Completa el abanico plural en que se asienta la democracia en nuestro país y está unido a la convivencia. La reaparición pública de su indiscutible líder devolverá confianza a sus seguidores, pero también plantea una cuestión crítica, cual es la excesiva identificación entre Podemos e Iglesias, que cuestiona la naturaleza alternativa de la formación morada.

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