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Pedro Sánchez, presidente del Gobierno. Kiko Huesca / Efe
Editorial: Apremiante clima electoral

Editorial: Apremiante clima electoral

La única seguridad con la que cuenta Sánchez es la confianza en que no llegarána someterle a una moción de censura

el norte

Valladolid

Miércoles, 25 de julio 2018, 08:38

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La ministra portavoz, Isabel Celaá, declaró ayer que «nadie está pensando en adelantar las elecciones», para admitir a continuación que «nadie va a resistir más allá de lo razonable». «Sería absurdo». El problema para el Gobierno de Sánchez es que, una vez contemplada la eventualidad de que la legislatura se acorte de manera abrupta, los socialistas cuentan con un margen más limitado de maniobra que el ya exiguo con el que se aventuraron a la moción de censura contra Rajoy.

Cada vez que se especule públicamente con la hipótesis de un adelanto electoral, el presidente Sánchez se verá más emplazado a concluir su mandato. A no ser que se asegure la continuidad de la legislatura mediante compromisos estables con quienes le secundaron en la moción de censura. Objetivo harto difícil, cuando tan diferentes grupos parlamentarios observan ya con interés divergente las oportunidades que les ofrece el Gobierno Sánchez y la probabilidad de que tengan que enfrentarse a una nueva cita electoral.

Ninguna de las siglas que se sumó a la moción de censura socialista va a permanecer al lado de Pedro Sánchez si tiene la mínima sospecha de que podría quedarse sola; de que la legislatura está ya agotada. De modo que el clima de inestabilidad institucional podría ir a más, mientras Sánchez no sea capaz de despejar las incógnitas sobre una mayoría parlamentaria que tiende a difuminarse a cada minuto.

Ninguna de las siglas que se sumó a la moción de censura socialista va a permanecer al lado de Pedro Sánchez si tiene la mínima sospecha de que podría quedarse sola

La única seguridad con la que cuenta el presidente socialista es la confianza en que los demás grupos del Congreso no llegarán a someterle a una moción de censura. Pero se trata de un consuelo poco gratificante, que en nada contribuye al desarrollo de una política activa, cuando se impone la perspectiva de la disolución anticipada de las Cortes. Sea para el próximo otoño, o para hacer coincidir las generales con los comicios previstos en mayo de 2019 para elecciones locales, autonómicas y europeas.

El establecimiento del techo de gasto y déficit en el próximo ejercicio será la prueba inmediata a la que deberá enfrentarse el Gobierno. Prueba que puede volverse definitiva si no cuenta con la mayoría parlamentaria necesaria para superarla. Porque sería poco menos que inadmisible para los propios socialistas afrontar lo que ya se anuncia como una mitad de legislatura tortuosa con las cuentas de 2018, las tramitadas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, prorrogándolas por mantenerse en la Moncloa. En un clima preelectoral creciente, hasta el PSOE se vería arrastrado por la necesidad de afrontar en las mejores condiciones posibles los comicios que Sánchez se vería obligado a convocar.

Más crédito

Las entidades financieras están suavizando los criterios de concesión de créditos y las condiciones de los préstamos (intereses, plazos, cuantías) también se relajan en un contexto alcista de la demanda por parte de los consumidores. Las causas, según el supervisor, son el descenso que siguen experimentando los tipos de interés, las «mejores perspectivas» del mercado de vivienda y «la mayor confianza de los consumidores». Es normal que al mejorar la situación económica se produzca un creciente endeudamiento, que es consecuencia de la generación de un clima de confianza. Tanto el sector bancario como el regulador deben cuidar que no peligre la solvencia de las instituciones financieras y que no se reproduzca la ligereza en la concesión de hipotecas que tanto contribuyó a la burbuja.

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