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Susana Díaz. Foto: Efe | Vídeo: Atlas

Andalucía abre ciclo electoral con un PSOE fuerte pero obligado a pactar

Ni PP ni Ciudadanos están dispuestos a hacer presidenta a Díaz con sus votos y Adelante Andalucía la considera la derecha socialista

Cecilia Cuerdo

Sevilla

Viernes, 16 de noviembre 2018, 01:54

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Andalucía ya está en campaña electoral. Será la primera comunidad autónoma en tomar el pulso a los ciudadanos tras la moción de censura que, el pasado junio, alteró el tablero político español. A pesar de las particularidades de este territorio -el único de toda España en el que no ha habido alternancia en el poder desde la llegada de la democracia-, la lectura nacional de los resultados, a las puertas de un año en el que se celebrarán municipales, autonómicas, europeas y, muy probablemente, generales, será inevitable. Los sondeos vuelven a pronosticar que, pese al desgaste y al deseo de cambio que detectan las encuestas, el PSOE sigue siendo la fuerza en la que confían la mayoría de los electores. No obstante, todo indica que se repetirá el escenario de 2015, en el que la candidata socialista, Susana Díaz, deberá pactar para poder formar gobierno.

En estos momentos, los socialistas tienen 47 escaños; el PP, 33; Podemos e IU suman juntos 20 y Cs logró nueve. Si en 2015 las elecciones andaluzas adelantaron la ruptura del bipartidismo y la entrada en las Cortes de formaciones de nuevo cuño como Podemos y Ciudadanos, en esta ocasión parece que se consolida un modelo bipartidista a cuatro voces, con dos grandes bloques claramente diferenciados. Aunque durante tres años ha habido cierta mezcla, traducida en el apoyo de Cs al gobierno socialista de Susana Díaz, las posturas se han radicalizado en los últimos meses, a medida que se acercaba la convocatoria electoral.

Así, ni PP ni Cs están dispuestos a hacer presidenta a Díaz con sus votos, por lo que la única opción, a priori, es que ésta se apoye en Adelante Andalucía, a quien el CIS pronostica que puede ser la segunda fuerza política en la cámara autonómica, aunque empatada a escaños con los partidos conservadores. La mayoría absoluta está en los 55 diputados, y pese a los mensajes optimistas, las encuestas no auguran que la suma de PP y Cs pueda ser suficiente para llegar a la Junta. No obstante, los líderes de estas formaciones echarán el resto en la campaña, con visitas continuas a Andalucía.

El PP, el partido que más se juega porque no ha logrado convertirse en una alternativa de gobierno después de 36 años, llega tocado. Su candidato, Juan Manuel Moreno Bonilla, está distanciado de la dirección nacional al haber apoyado a Soraya Sáenz de Santamaría en la batalla por el liderazgo interno. Recién asumidas las riendas del PP, Casado tendrá incluso su propia caravana para evitar un segundo descalabro, tras el catalán, que mermaría mucho sus opciones para las generales. Con tal despliegue, si los malos resultados se confirman, no podrá responsabilizar solo a Moreno Bonilla. Por su parte, Cs tratará de hacer valer precisamente esos buenos resultados en Cataluña para adelantar a los populares, rentabilizando además los logros arrancados por Juan Marín a Díaz en tres años de legislatura.

Miedo a Cataluña

Díaz es la candidata más tranquila, pero no quiere arriesgar y se ha enfrascado en una precampaña neutra y de perfil bajo en contraste con el tono grueso de sus contrincantes. Aunque, en principio, la presencia del PSOE en el Gobierno les beneficiaría, Pedro Sánchez solo asistirá a dos mítines. Los socialistas andaluces no quieren que las cuestiones nacionales, especialemente Cataluña, contaminen el debate.

Díaz se presenta como la «izquierda responsable y útil» para tratar de achicar el terreno a Adelante Andalucía. Desde esta coalición de Podemos e IU, Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo tratarán de demostrar que su apuesta es el modelo a seguir en las generales, y que es imposible formar parte de un gobierno con quien representa el ala más a la derecha del PSOE.

Política nacional al margen, las cuestiones que centrarán la campaña serán las propuestas para atajar el paro, la principal preocupación en una comunidad con la tasa por encima de la media, y la corrupción, el segundo asunto en el listado de inquietudes de los ciudadanos. La campaña coincide con la fase final del juicio de la denominada pieza política de los ERE, que sienta en el banquillo a dos expresidentes andaluces, Manuel Chaves y José Antonio Griñán.

Sobre la mesa está también el deterioro de servicios públicos fundamentales como la sanidad, considerada por el PSOE como «la joya de la corona» y cuyos profesionales protagonizaron en los últimos años las manifestaciones más masivas contra Díaz.

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