Borrar
Mascherano habla con Messi.
«Mascherano y diez más»
MUNDIAL 2014

«Mascherano y diez más»

Como dijo Maradona, el 'Jefecito' no porta el brazalete de capitán pero se ha convertido en el líder y alma de la albiceleste

Ignacio Tylko

Sábado, 12 de julio 2014, 17:19

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Después de un curso oscuro en el Barcelona, desorientado y muchas veces vendido por sus compañeros en el eje de la zaga, Javier Mascherano se ha desatado en el Mundial y ha escrito una página de intenso amor con sus compatriotas desde la noche del pasado miércoles, donde el 'Jefecito' pasó a ser director con una actuación que le consagró y condujo a la albiceleste a la final de Maracaná.

No porta el brazalete de capitán porque se lo cedió sin rechistar a Leo Messi en 2011, a petición de Alejandro Sabella. Pero 'Masche', un prodigio de colocación y táctica más que de técnica o rapidez, fue un gladiador incansable que luchó cada pelota como si fuese la última y contagió a sus compañeros en la semifinal ante Holanda en el Arena Corinthians de Sao Paulo.

«Hoy te comés el mundo. Hoy te convertís en un héroe. ¡Dale, eh!», le dijo el centrocampista a Sergio Romero en el momento previo de la tanda de penaltis y en la que el discutido portero del Mónaco detuvo los lanzamientos de Vlaar y Sneijder. La frase se incluirá en los libros de historia de los Mundiales y encarna el liderazgo y la convicción de un jugador tan importante para su equipo que llevó una vez a Diego Maradona a decir que Argentina era « Mascherano y diez más».

«Demostramos cómo teníamos que jugar una semifinal del mundo. La disputamos con corazón, con alma, pero con una inteligencia táctica impresionante», afirmó tras la victoria que trasladó a Argentina a una final mundialista después de 24 años.

Se golpeó la cabeza en un salto con Wijnaldum y se quedó conmocionado, pero volvió al campo con las ideas aún más claras. Y después de esa carrera en la que sostuvo nada menos que a Robben y salvó un gol justo antes de la prórroga, se quedó tirado en el césped. «Me abrió el ano», bromeó. Está con los músculos sobrecargados pero la final no se la pierde ni jugando con prótesis.

Con más de 100 partidos con la camiseta nacional y presente en las traumáticas eliminaciones en cuartos de final de Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, el azulgrana ya había advertido antes del partido con Holanda que Argentina tenía «una oportunidad única» que no podía «dejar escapar».

«El partido de nuestras vidas»

«Era lo que pretendíamos, estar a la altura. Después, el destino decidiría. Nos puso en la final del mundo y ahora afrontamos el partido más importante de nuestras vidas», explica 'Masche'.

A los 30 años, era una incógnita saber cómo respondería de regreso a su puesto de mediocentro. Partido tras partido, su entrega, orden, solidaridad y ayudas a los compañeros fueron clave en una selección criticada por 'Messidependiente'. «De Mascherano aprendés hasta en el momento de comer», dijo su compañero Lucas Biglia.

Apodado el 'Jefecito' por su fuerte carácter desde temprana edad, comenzó su carrera en River Plate, donde fue campeón en el Torneo Clausura 2004 de la mano de Leonardo Astrada, su referente y el técnico que le afianzó como titular. Cuando pasó al Corinthians de Brasil en 2005 con Carlos Tévez, también se proclamó campeón.

Tras seis meses en el modesto West Ham inglés fue fichado por el Liverpool y rápidamente se convirtió en el preferido del técnico Rafa Benítez. Los rumores de traspaso se multiplicaban al final de cada temporada hasta que en 2010 recaló en el Barça por 24 millones. De azulgrana ha conquistado nueve títulos, entre ellos dos Ligas, una Copa del Rey, una Liga de Campeones y un Mundial de Clubes. Le adoran los técnicos y sus compañeros.

Su historia con la albiceleste tenía un sabor agridulce. Le faltaba consagrarse como ha hecho ya en Brasil. Conquistó dos oros en los Juegos Olímpicos de Atenas y de Pekín, y ahora tiene la gran oportunidad de alcanzar la gloria. «No nos podemos conformar», insiste.

«Es un baluarte, un símbolo. Se quitó un peso de encima al alcanzar la final, es el único jugador con dos preseas olímpicas y todos los técnicos, entre ellos algunos tan grandes como Rafa Benítez y Pep Guardiola, hablan maravillas de él». Por algo será, tal y como sostiene Alejandro Sabella.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios