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El acusado por el 'crimen del Húmedo', a su llegada a la Audiencia Provincial de León.
El acusado del crimen del Húmedo: «La noche del 28 de octubre fue una más. Como otra cualquiera. Yo no maté a nadie»

El acusado del crimen del Húmedo: «La noche del 28 de octubre fue una más. Como otra cualquiera. Yo no maté a nadie»

El acusado del crimen del Húmedo niega los hechos, asegura que nunca ha llevado una navaja y justifica sus contradicciones en el transcurso del tiempo | El presunto encubridor le exculpa y niega los hechos

a. cubillas

Lunes, 22 de mayo 2017, 21:00

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Para José Ignacio Telecha Larralde, El bicho, la del 28 de octubre del 2012 fue una noche más. Como otra cualquiera en la que salí con mis amigos a pasarlo bien y regresé a casa. Porque esa noche, según puntualizo, ni acuchilló ni acabó con la vida de Raúl Pérez, El zorro.

Así lo ha reiterado en múltiples ocasiones durante su declaración en la Audiencia Provincial de León donde desde este lunes se le juzga como presunto autor material del conocido como crimen del Húmedo por el que se enfrenta a una pena de entre 18 años y 20 de prisión por un delito de asesinato.

Una declaración en la que, como hiciera por la mañana su letrado, ha asegurado que huyó de León por temor a las posibles represalias de la familia del fallecido con el que tomó una copa la noche de los hechos en un local del Barrio Húmedo.

Se tomó una copa y se fue. Yo seguí de fiesta y luego me llevaron a casa de mi madre a recoger a mi mujer y mi hijo, aseguró José Ignacio, que negó en todo momento que agrediese con una navaja a Raúl al verle como discutía con su primo. Ni llevo ni he llevado una navaja en mi vida, apuntó.

«Tenía miedo»

Horas después, de madrugada, José Ignacio relató que recibió la llamada de un amigo que le alertó de que habían asesinado a Raúl y de que se rumoreaba que él estaba detrás del crimen. Me dijo que se iban a tomar la justicia por su mano. Tenía miedo y por eso me fui con Sergio a Pontevedra.

Sin embargo, continuó, a su regreso dos días después las amenazas aumentaron, ahora también dirigidas a su mujer y su hija. Al volver vi que las cosas seguían calientes. Eran habladurías y rumores pero preferí cogerlas e irme a Bilbao con mi hermana, señaló José Ignacio.

Un relato en el que, sin embargo, ha incurrido en numerosas contradicciones respeto a las anteriores declaraciones, que ha justificado por el transcurso del tiempo. No me acuerdo. Fue hace mucho tiempo, remarcaba una y otra vez ante las preguntas de la Fiscalía, que incidió en el hecho de que estuvo oculto durante un mes, no prestando declaración hasta la detención de otras dos personas.

En este sentido, el acusado aseguró que en todo momento hizo una vida normal y que de haberse querido esconder no se hubiera personado voluntariamente en los juzgados. Yo hubiera declarado desde el primer día pero mis abogados me decían que no. Porque soy inocente y así lo defenderé hasta el día que deje de respirar.

«Intenté tranquilizar»

Por su parte, Sergio Manso Izquierdo, El pinocho, presunto encubridor de José Ignacio, ha reconocido que el día de los hechos estuvo en Barrio Húmedo, si bien, regresó a casa momentos antes de que tuviera lugar la agresión, acudiendo a casa José Ignacio al día siguiente para pedirle una raqueta.

Fue en ese momento, relató, cuando José Ignacio le aseguró que habían matado al zorro y que sospechaban de él. Intenté tranquilizar y por eso le dije que se viniese conmigo a Galicia, señaló Sergio, que además reconoció que llevó al acusado y a su familia a Bilbao.

Un relato marcado también por las contradicciones. Sin embargo, Sergio aseguró que hoy estaba diciendo la verdad y que si en su día mintió fue porque estaba nervioso. Porque, según remarcó, desconocía y desconoce la autoría del apuñalamiento que acabó con la vida de Raúl.

De esta forma, se ha dado por concluido la primera sesión de este juicio en el que Fiscalía y acusación particular han advertido de la existencia de una larga lista de pruebas claras y contundentes que demuestran cómo el acusado apuñaló a la víctima, provocándole una herida de entre 15 y 20 centímetros y mortal de necesidad. Ambos solicitan 18 y 20 años para el presunto autor material y tres para el encubridor.

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