El asesino de la peregrina Denise Pikka defenderá su inocencia y apelará a su locura

Miguel Ángel Múñoz, el asesino confeso de la peregrina de Denisse Pikka, defenderá su inocencia. A pesar de su confesión ante el juez y de la reconstrucción en la que relataba paso a paso cómo acabó con la vida de la estadounidense, su letrado basará su inocencia en su estado mental.

Así lo ha señalado el letrado Vicente Prieto, en conversaciones para La Sexta, que ha asegurado que su cliente tiene una serie de problemas psiquiátricos que le llevaron a confesar el crimen e incluso a inventarse la escena.

Es más, la principal baza de la defensa será la reconstrucción que Miguel Ángel Múñoz realiza horas después de su detención. En ella se puede ver a un hombre tranquilo que, sin embargo, se derrumba al recordar cómo acabo con la vida de Denisse, llega incluso a llorar, para luego mostrarse desafiante con los agentes.

Una reconstrucción en la que el detenido aseguró que le cambió el «chip, cogió un palo y la golpeé en la cabeza. Me sentí fatal. En ese momento, Denise empezó a convulsionar. Sentí que esa persona estaba sufriendo y le hice un corte en el cuello para que dejase de sufrir El corte no era muy profundo. No me ensañe con ella, solo quería que no sufriera. Pero no puedo explicar lo que sentí porque hay que sentirlo para hacerlo».

El relato del asesino

Tras acabar con su vida, se acercó hasta el cuerpo sin vida de Denise, le quitó la mochila, el palo, el sombrero y las gafas de sol y la cogió en brazos para llevársela a cuestas. «Me tiré más de dos horas andando con ella. Un cuerpo muerto pesa hasta tres veces más». Entre 200 o 300 metros en los que todo se me pasaba por la cabeza. Todo el arrepentimientouf. Por aquí pasaba gente, cazadores y era importantísimo que nadie más me viera.

Una vez en el lugar, Miguel le quitó la ropa «porque se descompone más rápido un cuerpo, lo sabemos todos, no hace falta estudiar» y además decidió cortarle las manos «porque al agarrarme pensaba que entre las uñas podría dejar huella». Lo hizo con un hacha «pequeñita de cocina» que tiró en «un cubo de basura lejos. No vas a encontrar nada», asestó a uno de los investigadores..

Tras ello, tapó el cuerpo con tierra y puso «unos puntos de referencia». En ese momento que señala una piedra y asegura que «cuando abráis el agujero vais a encontrar los restos de ella. Le puse piedras, le camuflé muy bien porque estaba pendiente de que vinieseis».